Un viaje tanto por la memoria como por el presente de las artes cinematográficas fue lo que se vivió el 21 de enero de 2020 en el Delphi Filmpalast, en Berlín. La última cinta de Raúl Ruiz, que en realidad corresponde al primer largo rodado por el cineasta en 1967,
abría la sección Forum, una de las más prestigiosas de la Berlinale, que cumple 70 ediciones este año.

Las más de mil butacas de la sala fueron repletadas por público de todo el mundo para ver El tango del viudo y su espejo deformante, una co-dirección de Ruiz y Valeria Sarmiento, cineasta y viuda del artista.

El filme, una cinta inquietante que narra la historia de un viudo (encarnado por Rubén Sotoconil) que vive atormentado por su difunta mujer, interpretada por Claudia Paz, fue producto del rescate, restauración y montaje de siete latas de material encontrado en el Cine Normandie, en Santiago de Chile; proceso que lideró Sarmiento. "Cuando vi la película y noté que la mayoría de los actores estaban muertos, además del mismo Raúl, era evidente que era una historia de fantasmas", declaró la cineasta el día del estreno en la instancia de Preguntas y Respuestas.

El largometraje, que hoy es protagonista de uno de los festivales más prestigiosos del mundo, fue producido por Poetastros, empresa que ha asumido la tarea de rescatar el patrimonio fílmico de Ruiz y quienes ya en 2017 desarrollaron un proceso similar con el filme La telenovela errante, que el cineasta rodó en 1990. En esta oportunidad el proyecto fue co-financiado por el Ministerio de las Artes, Culturas y Patrimonio, la Universidad Nacional Autónoma de México y la Universidad de Concepción.

El estreno de El tango del viudo y su espejo deformante marca un hito histórico en las artes. El tener la posibilidad de disfrutar de un material dormido en el tiempo, que abre sus ojos en una época distinta, cinco décadas después, es un hecho insólito en la historia del cine chileno. Más aún cuando dicho proceso es liderado por otra gran artista, Valeria Sarmiento, quién toma las cintas y las convierte en un filme único, que rescata del lenguaje ruiziano el absurdo, el humor, el juego y lo perturbador del cine surrealista.

Sarmiento no solo reconstruye una película perdida, sobre todo propone una mirada sobre Ruiz y el aporte a la imagen cinematografica que este lega. La cineasta le
brinda identidad y le otorga la dimensión de largometraje, alimentando la inmensa obra de Raúl Ruiz, que llega a las 119 cintas dirigidas.

El tango del viudo y su espejo deformante no es solo un rescate, es más que una restauración, es un juego atemporal donde vivos y muertos construyen el imaginario social del presente.

Fernando A. Venegas Traba