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Tristeza en la comunidad universitaria por fallecimiento del Profesor Emérito Burkhard Seeger Stein

A los 86 años, el pasado viernes falleció en Santiago el Profesor Emérito de la UdeC, y académico titular del Departamento de Química Analítica e Inorgánica de la Facultad de Ciencias Químicas, Dr. Burkhard Seeger Stein, quien estuvo ligado a la casa de estudios por casi siete décadas.

La larga relación del Dr. Seeger con la Universidad se inició en 1947, cuando ingresó a la carrera de Química y Farmacia, de la que se graduó en 1951, ya con un año de trabajo académico como alumno ayudante del Departamento de Química Analítica en la Escuela de Química y Farmacia, donde también ejerció como Jefe de Trabajos.

En 1955, obtuvo la primera beca que la Fundación Alexander Von Humboldt entregó en Chile para cursar estudios químicos en Alemania, beneficio con el que alcanzó el grado de Doctor de la Universidad de Marburg en 1959, siendo el primer doctorado en Ciencias de la UdeC.

A su regreso a la Universidad, participó en la fundación del Instituto central de Química, donde fue el primer director del Departamento de Química Analítica e Inorgánica. Durante su trayectoria académica y científica desarrolló la docencia y la investigación, en diversas áreas, siempre con altos estándares de excelencia, que le fueron reconocidos en 1997 con su investidura como Profesor Emérito.

Ya jubilado, continuó trabajando en su facultad con proyectos de investigación que, en los últimos años, se concentraron en el desarrollo de aditivos químicos para mejorar las propiedades de la madera, trabajo con el que logró varias patentes.

La noticia de su muerte fue recibida con pesar por la Academia de Profesores Eméritos de la Universidad, que reconoció el “importante compromiso, responsabilidad y dedicación” del Dr. Seeger con el organismo.

“Su interés de mantener activa a la institución fue motivo de su permanente preocupación. Esta inquietud fue compartida con el destacado maestro Antonio Camurri (Qepd), con quien generaron y dieron vida a esta instancia universitaria. En consecuencia es nuestro deber, no desoír el mensaje que con su ejemplo, tesón y constancia nos ha dejado el Profesor Seeger”, manifestó el Presidente de la Academia, Dr. Alberto Moreno.

Por esto, agregó, “la academia en su conjunto, deberá continuar generando oportunidades para ofrecer tribuna a investigadores y constituir una permanente fuente de información científica del más alto nivel, tanto hacia el interior de la Universidad como hacia la comunidad a la que pertenecemos”.

Un hombre alegre

Para el Dr. Hernán Maturana, el profesor Seeger no sólo destacó por su alto desempeño como académico y científico, sino también por la forma en que se relacionaba con sus alumnos, a pesar de ser muy exigente con ellos.

“Le gustaba mucho conversar con los estudiantes, a los que les mostraba lo bonita que es la química. Yo creo que a muchos de ellos los encantó con su idea de la química, que a pesar de muy abstracta, es una ciencia muy amigable”, comentó el académico, quien a la par de más de 50 años de labores compartidas en el Departamento de Química Analítica e Inorgánica, también cultivó una larga relación de amistad con Seeger.

Maturana afirmó que “fue un gran químico, con una formación excepcional, un trabajador súper dedicado, que no conocía horarios, y muy obstinado para lograr lo que quería; era un profesional incansable. Siguió trabajando después de jubilar...nunca dejó la Universidad”.

Por otro lado, destacó que en el ámbito humano “era una persona muy carismática, jovial, risueño...su risa (que más bien era una gran carcajada) va a ser inolvidable porque se escuchaba a muchos metros de distancia. Nunca lo vimos enojado, siempre era alegre y optimista. Y tenía una cualidad: nunca hacía comentarios negativos sobre las personas”.

Asimismo, agregó que el Profesor Emérito pertenece a un tipo de persona que -a su juicio- no es común hoy día. “Era un caballero, siempre impecable, educado, amable y de una vasta formación. Era una persona integral, preocupado no solo de su desarrollo vertical en su profesión, sino que también horizontal, en otras áreas. Le gustaba conversar de arte, música, filosofía, ir a conferencias y exposiciones de pintura”, recordó.

Era sobre todo una persona que gozaba de la vida. "Le gustaba bailar y verlo bailar cueca era un espectáculo, porque bailaba cualquier cosa menos cueca. También jugó fútbol con nosotros, teníamos un equipo en la facultad... él decía que jugaba, pero era más entusiasmo, y le gustaba cantar. Siempre cantábamos el Gaudeamus Igitur, porque nos representaba y también otras canciones que tenían que ver con química, como la marcha de los cationes".

A juicio de Maturana, “difícilmente vamos a encontrar otra persona como él...dejó la vara muy alta. Pero sabemos que todo tiene un comienzo y un fin y hay que estar preparado para estas cosas lo mejor posible. Hay que irse contento de la vida y creo que Burkhard se fue contento de la vida, con la misma felicidad con que vivió”.