El rector de la Universidad de Concepción, Sergio Lavanchy, expuso frente a destacados ingenieros nacionales en la conferencia Ingeniería y Desastre Naturales - Aprendiendo de Nuestros Errores, organizada por el Instituto de Ingenieros de Chile.
El evento, realizado en los salones del Club de la Unión en Santiago, forma parte de una serie de conferencias organizadas por la entidad y que en esta ocasión fue el marco para la presentación oficial del Informe “Bases para una Política de Gestión de Riesgos de Desastres en Chile”, documento elaborado por el Instituto de Ingenieros tras dos años de investigación.
De acuerdo a Tomás Guendelman, Presidente del Instituto de Ingenieros de Chile, este informe surge de la necesidad de incorporar un análisis profundo, desde el punto de vista de las diversas ramas de la ingeniería, luego del terremoto de 2010.
"A través de la historia de nuestro país la ocurrencia de diversos hechos de la naturaleza ha dejado una contundente lección, tanto para la ingeniería como para otras profesiones, no siendo posible ignorar la urgente necesidad de mejorar la preparación y respuesta ante los desastres naturales. La reciente experiencia nos indica que debemos desarrollar una nueva institucionalidad, en base a las mejores prácticas internacionales, poniendo énfasis en la prevención y asegurando una rápida respuesta de los órganos públicos, acorde a la gravedad de las emergencias que se producen".
En la presentación del Informe, Silvana Cominetti, Presidenta de la Comisión Administración de Desastres, comentó que "cerca de un 75% de la población mundial vive en zonas en donde se producen o se pueden producir desastres naturales; el caso de Chile es uno de los más representativos, ya que tenemos una alta incidencia de terremotos, tsunamis, sequías, deslizamientos e inundaciones, por lo que la existencia de políticas adecuadas es importante para proteger a la población y la integridad de la vida nacional".
Posteriormente, el rector Lavanchy expuso sobre el terremoto del 2010, tanto desde su perspectiva de ingeniero, como en cuanto a lo ocurrido en la Universidad de Concepción.
En el primer aspecto, su análisis se centró en las fallas estructurales, de conectividad, en los colapsos en los sistemas de alcantarillado y de agua potable, en la destrucción de patrimonio y en el surgimiento de complicaciones imprevistas, como el posterior tratamiento de escombros o el uso de cuerpos de agua para el suministro personal.
"El comentario generalizado fue que este país no estaba preparado para un desastre como el que vivimos, por eso es necesario el apoyo de todos para el establecimiento de políticas públicas efectivas, en donde se recojan los aportes tanto del estado como de instituciones como las universidades", señaló al respecto.
Asimismo, indicó que la importancia del análisis de los factores de riesgo implica un compromiso con la real medida de un desastre: las personas. "Un evento se considera como desastre cuando hay un daño a las personas y a la infraestructura en donde habitan. Así, los efectos de un fenómeno natural, que podría definirse como desastre, se miden en función del impacto en las personas. El análisis del riesgo, en donde caben acciones como construir en zonas ribereñas afectas a crecidas o en bordes costeros, en donde se sabe históricamente que hay antecedentes de inundaciones, es una necesidad que debemos tener en cuenta cada vez más".
En dicho aspecto, precisó que "las universidades en general pueden aportar mucho en prevención, pero también podemos entender y colaborar en el desarrollo de planes de mitigación, de prevención, de respuesta, cuando se produce el fenómeno natural o desastre, y también aportar en la fase posterior; es decir, en la reconstrucción de lo perdido, no sólo de lo humano, sino como un todo orgánico, en donde se incluyan todos los sistemas impactados, como podría ser la ecología de un lugar".
Del mismo modo, el Rector especificó que "como institución tenemos las capacidades de nuestros académicos y científicos, y hemos demostrado que podemos colaborar con todos los organismos. Un ejemplo de ello fue que, luego del terremoto y tsunami de Febrero de 2010, formamos grupos de trabajo y emitimos un documento con propuestas de reconstrucción, las que fueron entregadas a las autoridades para ser usados después como referencia".