Con la presencia de su autor, el periodista Javier Rebolledo, y del escritor Dauno Tótoro, uno de los gestores de la editorial Ceibo, fue presentado en la Universidad de Concepción (en el auditorio Claudio Gay) el libro La Danza de los Cuervos, que narra la historia de Jorgelino Vergara, el “mocito” de la desaparecida Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), que el 2007 reveló al ministro en visita Víctor Montiglio la existencia del cuartel de exterminio de dicha policía secreta, ubicado en la calle Simón Bolívar de La Reina, y donde operaba la brigada Lautaro, “la guardia pretoriana” de Manuel Contreras, como la definió Rebolledo.
El texto, que durante cinco semanas se ha mantenido como el libro de no ficción más vendido de Chile (pese a lo cual, dijo Tótoro, ningún gran medio ha escrito una línea al respecto), relata cómo Vergara llegó a trabajar a la casa de Manuel Contreras siendo un adolescente y cómo luego recibió entrenamiento de agente, para posteriormente ser destinado a la guardia del cuartel Simón Bolívar, todo ello mientras aún no cumplía los 18 años. Después de eso, entre 1977 y 1985, cuando Vergara fue expulsado de la CNI (Central Nacional de Informaciones, la policía secreta sucesora de la DINA) existe un gran vacío sobre el cual “el mocito” dice no acordarse, porque evidentemente no le conviene, dado que en esa época ya era mayor de edad y, por ende, debería responder penalmente por los hechos que hasta ahora sólo dice haber presenciado cuando era inimputable penalmente.
El periodista indicó que luego de todos estos años involucrado en la investigación de los crímenes ocurridos en el cuartel de La Reina (de donde sólo hubo un prisionero que salió con vida), actualmente se encuentra indagando los traspasos de dicha propiedad, que implicaron una triangulación de dineros en la cual –señaló- “estuvo involucrado un general de Ejército pro-DC” y en la cual también participó la CNI.
Tótoro agregó que la editorial se encuentra preparando la publicación de varios otros textos, entre ellos uno que viene en septiembre y sobre el cual adelantó que trataría sobre  civiles que participaron en violaciones a los Derechos Humanos, por lo cual indicó que “estamos en temporada de caza”, aludiendo a quienes serán denunciados allí.
Una religiosidad perversa
En un diálogo con el público que llegó a la presentación, organizada por estudiantes de la Facultad de Cs. Naturales y Oceanográficas, el autor explicó que a su juicio existe una suerte de religiosidad perversa en determinados dogmas políticos.
-Es lo que pasaba con Ricardo Claro, por ejemplo, que era capaz de pagar soldados para matar, pero a quien su religión le impedía robar, o lo que ocurría con el Partido Comunista, cuando le exigía a quienes eran detenidos por la DINA un “comportamiento ejemplar” ante la tortura, algo que es casi imposible de soportar para cualquier ser humano y por ende es un casi un dogma de fe- precisó, argumentando que hay muchos datos que el propio PC no ha querido facilitar a los hijos de determinadas víctimas, pues hacerlo implicaría asumir que mucho de los detenidos se quebraron y ello generó una suerte de efecto dominó en cuanto a las detenciones.
Asimismo, relató que el ex secretario general Partido Comunista, Víctor Díaz, logró permanecer siete meses con vida al interior del cuartel de la Brigada Lautaro (mucho más que los demás presos) sólo porque a él también lo utilizaron como “mocito”, limpiando las mesas, barriendo, limpiando baños, etc., algo que al principio su hija (Viviana Díaz) no quería que se publicara, debido a que pensaba que ello implicaría una humillación a la memoria de su padre.