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Perfiles: Ania Salinas, la abogada UdeC que integra la Corte Penal Internacional

Ania Salinas (36 años) llegó a estudiar Derecho a la Universidad de Concepción con un cuaderno en una mano y su hija Camila en la otra: “Las clases comenzaron el 17 de marzo y cinco días antes -el 12 de marzo-, había nacido mi hija”, recuerda hoy esta abogada, quien actualmente trabaja como magistrada auxiliar de la Corte Penal Internacional (CPI), con sede en La Haya.

Camila, que vivió sus primeros cinco años entre los apuntes y cuadernos de su mamá, fue una de las parvulitas del jardín infantil “Mi amigo Pudú”, institución creada por la UdeC para los hijos de los estudiantes universitarios y que –asegura- fue fundamental para compatibilizar estudio, trabajo y maternidad: “Me venía en la mañana con mi niñita en la micro, dejaba a la Camila en el amigo Pudú y después me iba a clases y estaba ahí de 8 a 19”.

La actual magistrada se declara afortunada: nunca repitió un ramo, fue una buena alumna, cumplió con su carrera en los cinco años reglamentarios y, además, su ránking de egreso la sitúa en el séptimo lugar de su cohorte. “Había que hacerlo, esa era mi situación (…) también contaba con el apoyo de mi familia y mis profesores”. De hecho, recuerda con gratitud a su profesor de Derecho Civil, el abogado Ramón Domínguez, con quien tenía clases todos los días a las 8 de la mañana: “Él sabía que yo venía en la micro con mi hija, y que a veces me vomitaba y entonces siempre me decía ‘usted aquí, al lado de la ventana’. Además, me perdonaba que llegara un poco atrasada y siempre corriendo”.

Entre su pasado de estudiante universitaria y su presente en la Corte Internacional Penal pasaron muchas cosas: trabajar en distintos estudios jurídicos de Concepción, estudiar el magíster en Derecho –también en la UdeC-, obtener distintas becas que le permitieron realizar una investigación en la Universidad Queens (en Belfast, Irlanda del Norte), un máster en Grecia, un curso en la Universidad de las Naciones Unidas en Tokio, una estadía en la universidad de Trento, Italia; y finalmente una beca de Doctorado –que aún realiza-  en la Universidad de Glasgow, Escocia.

En estos momentos presta asesoría a la jueza brasilera Syilvia Steiner en el juicio que la Tercera Sala de la CPI realiza en contra Jean-Pierre Bemba Gombo, ex vicepresidente de la República Democrática del Congo, acusado por crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad entre 2002 y 2003. Bemba fue presidente y comandante en jefe del movimiento para la Liberación de Congo y uno de los hombres más ricos de R.D. del Congo. Al mismo tiempo, según el pre-juicio realizado por la CPI, es el responsable penal de los crímenes cometidos por las tropas bajo su mando, según el artículo 28(a) del Estatuto de Roma, que rige a la corte.

Antes de este caso, Ania tuvo que lidiar en la sala de pre-juicio de la CPI con casos llevados a ese tribunal, como el de Muammar Gaddafi, su cuñado Abdulá Al Senusi y su hijo Seil al-Islam Gaddafi.

Para ella, el amor y la pasión por el derecho internacional, y en particular por los procesos de paz y de instauración de democracia –que a su juicio no siempre van juntos como debería ser-, son temas inherentes a su historia familiar y si bien en un primer momento de su vida actuó como abogada inmobiliaria “porque hay que trabajar para poder vivir” –señala-, el interés por la justicia de transición y cómo llevan adelante los procesos de paz siempre fueron temas presentes para ella. Su abuelo fue el abogado Mario Cerda Catalán, un reconocido juez ligado al Partido Comunista, que luego del golpe militar fue exiliado junto a su familia a Holanda. “Mi abuelo era fiscal de la Corte de apelaciones de Antofagasta al momento del Golpe -era un juez y abogado comunista- y por supuesto que durante la dictadura él, y la familia completa, sufrieron mucho”, recuerda.

Desde el 2007 vive en Bélgica y esta semana pasó por unas escasas horas a su antigua facultad, donde aparte de compartir con docentes y alumnos, dictó la conferencia "los procesos de jurisdicción de la Corte Penal Internacional", luego de lo cual regresó a Europa a reunirse con su hija Camila, que hoy es una adolescente que sólo está preocupada del pronto inicio de sus estudios universitarios.