Para dar a conocer la exposición Escritura Material, que mediante videos, fotografías y performances muestra la confluencia entre el poema y la visualidad en la obra de Raúl Zurita, el director de la Escuela de Arte de la Universidad Diego Portales, Ramón Castillo, ofreció una conferencia a alumnos y académicos de la facultad de Humanidades y Arte.
La conferencia fue precedida por presentaciones del director del departamento de Artes Visuales, Jorge Pasmiño, y del académico de Español, Juan Cid, como un preludio a esta visión del Zurita transdisciplinario, cuya poesía escala la escritura para alcanzar la dimensión visual, como una obra sin territorio.
En su charla, Ramón Castillo –quien además es curador de la exposición Escritura Material, la que se ha expuesto en Santiago y en septiembre irá a Colombia- se refirió a la poesía visual de Zurita. “Todo el trabajo que él ha estado haciendo es el formato expansivo de la poseía. Sale del formato del libro, de las palabras sobre papel, y la escritura la lleva a los cielos de Nueva York, por ejemplo, en el año 1982. En 1993 realiza, en el Desierto de Atacama, una escritura de tres kilómetros y medio, y ahora tiene en proyecto escribir en los acantilados del Norte de Chile. Son tres facetas de un tipo de escritura que supera los límites del papel, la escala de la mano, de la mirada, y se va a la escritura monumental”, explicó.
Emparentado con poetas como Juan Luis Martínez o Claudio Bertoni –aunque con diferencias generacionales-, Zurita está fuertemente interesado en desarrollar un tipo de investigación visual que es producto de la necesidad de borrar los límites entre las disciplinas. “Lo que se quiere abolir es el límite de la literatura, del teatro, de la escultura... y producir piezas que superan estos límites. En ese sentido, Raúl Zurita es un pionero en Chile y Latinoamérica”, destacó.
Otro aspecto que destaca en la obra de Zurita, es que esta se convierte en ejercicios de provocación. “Son los espectadores que de pronto se ven invadidos por la escritura en el cielo; por otra parte, su proyecto en el Desierto de Atacama, es una escritura imposible de ver, sólo se aprecia desde un avión. Provoca nuevamente un desafío. Ese espectador que miraba al cielo ahora debe mirar el suelo. Lo está forzando. Si hace lo de los acantilados, el espectador deberá estar en la costa chilena leyendo ese texto. Provoca una desubicación de la postura tradicional y conservadora del espectador”, dijo Castillo.
A su juicio, la poética de Raúl se hace grandes preguntas sobre el sentido de la existencia. “Hacer escrituras de esta magnitud, monumentales, no es sino el grito desesperado de alguien que está ante la muerte e intenta evitar esta llegada. Es un reclamo, un grito, un llamado urgente de auxilio, y una necesidad imperiosa de comunicarse con otro para no perecer. Porque si no hay lectores, no hay espectadores, no hay lectura, no hay artista, no hay poeta”, concluyó.