Un estudio destinado a determinar la línea de la costa, entre Tirúa y Taitao, están llevando a cabo investigadores del departamento de Ciencias Geomáticas del Campus Los Angeles de la UdeC, a través de un proyecto en marcha desde junio del año pasado.
El académico Juan Carlos Báez dirige la iniciativa que, explica, tiene por objetivo establecer los puntos “donde termina la tierra e inicia el océano” y entregar una visión actualizada de la línea costera.
Para ello se apoyan en observaciones del sistema global de navegación satelital  (GNSS) como GPS y de satélites SAR, además de imágenes multiespectrales; tecnologías que, como indica el académico, son de alta precisión y resolución.
Este es el primer estudio de este tipo que lleva a cabo el equipo liderado por Báez,  quien adelantó que en el futuro aplicarán técnicas semejantes en algunas islas, así como en la Antártica.
En estos momentos, los investigadores están abocados a establecer y afinar la metodología de trabajo, que consiste en fusionar la información de GNSS, SAR y las imágenes multiespectrales.
Báez explica que la fusión de los datos multiespectrales (que aportan imágenes en 4 bandas de un mismo lugar) permite generar un modelo digital de elevaciones; mientras que las observaciones de radar aportan antecedentes sobre la componente horizontal.
En tanto,  la información  GNSS sirve para orientar el sistema compatibilizando las dos componentes anteriores. Al juntar todo esto, agrega, se puede conocer con exactitud la posición y geomorfología de la costa.
El doctor Báez señala que este estudio -que deberá concluir en octubre de este año- establecerá una suerte de línea de base para aplicaciones posteriores en relación al comportamiento y geomorfología de la costa.  Por ejemplo, para conocer los desplazamientos verticales u horizontales del terreno después de un terremoto o bien los cambios de nivel del mar en el tiempo, lo que puede ser de utilidad para investigaciones en torno a la vida marina asociada a la costa.
En relación a los cambios producidos por los sismos de gran magnitud, el académico señala que a partir de la definición de la nueva línea costera será posible realizar análisis respecto a los cambios de la posición de la costa  luego del 27/F, pero –aclaró- sólo se puede llegar a tomar información de unos tres años antes, “porque las tecnologías no son comparables”.
El grupo de trabajo está integrado por el doctor Guido Staub; el magíster Henry Montecinos, el ingeniero Rubén Cabalín, el ingeniero en Geomensura Aarón Cuevas, el ingeniero geomático Carlos Montanares y el alumno de Ingeniería Geomática, Daniel Varas.