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Investigadora UdeC presentó estudio acústico sobre la ballena azul del Golfo Corcovado

Con una gran concurrencia de estudiantes y profesionales se desarrolló la charla Ecología y acústica de ballenas azules en el Golfo Corcovado, organizada por el Programa de Doctorado en Oceanografía y del centro COPAS Sur-Austral de la Universidad de Concepción.
La exposición estuvo a cargo de la  Doctora en Oceanografía (c) e  investigadora del Programa COPAS Sur-Austral,  Susannah Buchan, quien compartió algunos resultados del análisis de su tesis sobre  la ecología  y el estudio acústico de la ballena azul en la Patagonia chilena.
Como introducción, explicó las principales características de la Balaenoptera musculus (nombre científico de la ballena azul), afirmando que  “el registro más grande que se tiene es de 33 m de longitud y 120 toneladas de peso, convirtiéndola en el mayor animal de la Tierra, no sólo en la actualidad sino también el mayor del que se tenga noticia en la Historia”.
Definiéndola como una “historia trágica y emblemática en relación a las explotaciones de recursos marinos”, la investigadora recordó que los registros históricos sobre la caza de ballena se remontan al año 1059 y luego destacó dos hitos relevantes: el comienzo de la caza industrial, en 1848 con la introducción del arpón exclusivo, y de los buques de factoría en 1905, que podían capturar y procesar hasta 40 mil animales al año.
Luego la investigadora compartió un extracto del  libro Mocha Dick, impreso en 2009 por Pehuén Editores, afirmando que durante dos siglos en Chile se realizó una caza indiscriminada de ballenas, ciclo que finalizó con la captura en el golfo de Arauco,  el día 21 de mayo  de 1983,   de una ballena  de 17  metros de  largo y 30 toneladas de peso, cuyo esqueleto se encuentra en las afueras del Edificio de la Facultad de Ciencias. Naturales y Oceanográficas de la UdeC.
Buchan señaló que la actividad ballenera de caza y faenamiento se realizó en muchos lugares de Chile, y en el caso de la Región del Biobío  las instalaciones se concentraron en Chome, Tumbes, Talcahuano, Coronel,  Lebu, Isla Quiriquina y  Mocha.
Considerando que la población estaba muy devastada, la investigadora precisó que a partir de 1986 se decretó una moratoria a la caza de ballenas, y  que “hoy está definida como especie en peligro de extinción, de la que sólo existen a nivel mundial 10  a 25 mil especies, que representan  entre un 3 a un 10% de los que había antes de la caza industrial”.
Agregó que,  en el caso de la Antártica,  sólo quedan aproximadamente mil 700 ballenas, lo que  corresponde a menos del 1% antes que empezara la caza y  en el Golfo Corcovado entre 250 a 700 animales.
Sobre su investigación, Buchan afirmó que “para proteger a estos animales hoy en día, el enfoque es  tratar de conservar su hábitat crítico, es decir,  donde se alimentan y su ruta migratoria”.
Es por ello que, considerando que esta especie es la  menos estudiada del mundo, su tesis se centró en  determinar si la ballena azul en el Golfo Corcovado pertenece a  una subespecie, además de conocer cuántos grupos o subpoblaciones existen en el Pacífico sureste, cuáles son las rutas migratorias donde se reproducen, cuál  es la estacionalidad en esta zona geográfica y por qué se producen  parches preferenciales de alimentación.  
En relación al estudio acústico de la ballena azul, la investigadora explicó que, a partir de la década de 1960 se instaló una red de hidrófobos (micrófonos submarinos)  en el Atlántico Norte, descubriendo que “existían  una enorme cantidad de cantos de ballenas y especies distintas y se podía rastrear el movimiento del paso de la migración”.
Buchan afirmó que esta técnica de bioacústica marina es práctica para el estudio de las ballenas azules, porque cada población tiene un dialecto distinto; “estos dialectos sirven como una huella digital acústica para rastrear una población de ballenas”, sostuvo. Sobre este tipo de estudio, destacó que “permite ver los grupos acústicos, los nexos acústicos entre regiones, la abundancia relativa en un lugar y  por lo tanto,  la variación temporal y geográfica  a varias escalas”.
Su trabajo se centró en definir cuál es la identidad acústica de estas ballenas en Chile a través de la técnica de monitoreo acústico móvil, y  se descubrió que “ballena azul en Chile  tiene su propio canto, el que es muy particular y distinto a los otros grupos de ballenas azules, además de determinar  dos dialectos  en este tipo de cetáceo”.
En relación a este descubrimiento afirmó que “ahora que tenemos eso podemos ocupar la huella acústica que instalamos  en los parches de alimentación,  ya que hemos visto que durante diez años las ballenas vuelven a estos lugares, por lo tanto, nos interesa saber qué pasa en esos lugares”.
Sobre su análisis en curso, Buchan señaló que se definió el  patrón estacional (entre marzo y mayo) donde se reúne la mayor cantidad de ballenas azules en el Golfo Corcovado, afirmando que “esto probablemente se relaciona con la alimentación”.
En relación a las características  oceanográficas que atraen a la ballena azul al Corcovado, la investigadora afirmó que “sabemos que estos animales bajan a la costa de Sudamérica, entran por el Corcovado a esta zona de alimentación, que probablemente se relaciona con los altos niveles de macronutrientes que son importantes  para la productividad primaria en el océano  entre Puerto Montt y península de Taitao”.
Sobre las tres campañas de muestreo  oceanográfico (verano, invierno, verano), explicó que se realizaron para determinar las condiciones oceanográficas y la comunidad mesozooplactónica de los parches de alimentación.
Finalmente, la investigadora señaló que espera que su tesis sirva de base para la creación de áreas protegidas de hábitats críticos, la definición de rutas marítimas definidas, la instalación de una red de boyas acústicas para monitorear el desplazamiento de estos animales en toda la costa chilena, y por último la creación de redes de avistamientos ciudadano.