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Investigación doctoral revela rol de hongos en recuperación de bosques incendiados

Aunque los incendios forestales suponen un duro golpe para los bosques, la naturaleza dispone de mecanismos que ayudan a su restauración. Esto es lo que muestra una investigación del estudiante del doctorado en Ciencias Forestales, Gustavo López, en torno al rol de un tipo especial de hongos, llamados micorrizas, en la recuperación de plántulas de roble (Nothofagus oblicua) luego de un incendio.
La particularidad de estos hongos, como explica el investigador,  es que viven asociados a las raíces en una relación  de beneficio mutuo, en la cual las plantas les entregan los productos derivados de la fotosíntesis, mientras que ellos la ayudan a mejorar la captación del agua y nutrientes del suelo, a la vez que liberan hormonas que favorecen su crecimiento.
Los estudios están centrados en el cerro Cayumanqui - afectado por el gran siniestro de 2012- donde el investigador ha recogido muestras de suelos de zonas muy quemadas y moderadamente quemadas, así como de áreas no incendiadas, en los que se sembraron semillas de roble, con el fin determinar la presencia de micorrizas.
De acuerdo a los ensayos preliminares,  el biólogo y magíster  en Ciencias Forestales por la Universidad de Nuevo León (México) ha observado que las primeras dos categorías de suelos contenían una mayor presencia de estos hongos –se detectaron 4 especies distintas-  lo que favoreció un mayor crecimiento de plantas nuevas.
“Lo normal es que las especies que encontré sean sólo algunas de las que ya estaban presentes en el suelo antes del incendio y que se manifestaron porque cambiaron las condiciones del suelo, por ejemplo el PH, el carbón, o los otros elementos que fueron liberados por la combustión de la materia orgánica”, señala López.
De acuerdo al investigador, el fuego no logró afectar a las micorrizas, ya que –dice- penetró hasta entre los 5 y 7 centímetros del suelo y, como observó  en el área que no se quemó,  éstas existían de forma abundante hasta los 20 centímetros.
“La mayor parte de los árboles de roble en las áreas más afectadas perdieron totalmente su parte aérea, pero en la base de los tocones  se encuentran cientos de brotes que aseguran su regreso”, cuenta. Sin embargo, hay otros aspectos que pueden afectar la recuperación de los bosques. “Lo que puede ser preocupante son los cambios en la vegetación que se generaron después del incendio, en las áreas más afectadas y que pueden producir también cambios en la composición de hongos simbiontes”, advierte.
La tesis de López está orientada a caracterizar las especies de hongos ectomicorrícicos asociados a las plántulas de roble en distintos niveles de quema y evaluar sus aptitudes colonizadoras en las distintas condiciones del suelo.
“Creo que las especies de hongos que colonicen primero a las plántulas de roble, si son del mismo lugar, y con los que se han asociado en forma natural a través de su propia evolución, deberían inducir en forma favorable el crecimiento de éstas, al ser inoculadas en vivero”, indica López, afirmado que, de este modo, deberían tener mayores probabilidades de sobrevivir al ser  reintroducidas en los bosques.
En estos momentos, está terminando su unidad de investigación, luego de lo cual iniciará los estudios de caracterización molecular de las especies encontradas, un paso previo para la realización de nuevos ensayos.
“Hay que hacer pruebas con substrato-inóculo y someterlo a diferentes temperaturas; monitoreando el calor al aplicar cargas de hojarasca y prenderles fuego. Después de conocida la temperatura, usar ese substrato en forma similar a como lo hice (en los ensayos preliminares), pero esta vez con temperaturas previamente conocidas, así podría medir a qué temperatura y profundidad sobreviven los hongos que se asocian con las plántulas de roble”, indica.
El objetivo final de esta investigación es producir plántulas micorrizadas en viveros con hongos para aumentar la velocidad de crecimiento, lo que implica realizar aislamientos de hongos en cultivo puro; así como hacer cultivos in vitro de plantas junto al hongo simbionte y producir un  inóculo (un preparado que contenga las micorrizas)  para ser evaluados en plantas midiendo su velocidad de crecimiento.
El profesional  señala que  los campos de aplicación de las micorrizas son múltiples, por ejemplo generando inóculos para producir plantas con mayores posibilidades de supervivencia en terreno u obtener hongos comestibles, como las trufas; o como es el caso de los estudios de López, en trabajos de ecología dirigidos a la recuperación de áreas degradadas.