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Ingenieros biomédicos desarrollan dispositivo para ayudar a personas con problemas para caminar

Una nueva aplicación en el campo de la estimulación eléctrica funcional  (FES, por su sigla en inglés) están desarrollando investigadores de la carrera de Ingeniería Civil Biomédica del departamento de Ingeniería Eléctrica, ésta vez dirigida a solucionar algunas de las dificultades que viven las personas que sufren de "pie caído".
Este trastorno neuromuscular (conocido también como "pie pendular" o "de equino"), que es resultado de lesiones en el nervio peroneo, se manifiesta en la incapacidad tanto de levantar  como de  mantener el pie horizontal.
Las personas que padecen el trastorno enfrentan serias dificultades para caminar, puesto que no pueden controlar la movilidad el pie a la altura del tobillo, y por tanto muchas veces arrastran la extremidad afectada. Además, deben modificar su postura para dar pasos más altos, de manera de evitar el roce con el suelo.
A través de dos proyectos, el doctor Pablo Aqueveque y el ingeniero civil biomédico recién titulado, Francisco Saavedra, buscan perfeccionar un estimulador muscular, desarrollado en 2011 y que fue diseñado para detectar el instante en que la persona va a iniciar la marcha, al levantar el pie caído. En ese momento se genera un pulso electrónico que va dirigido hacia el nervio peroneo (en la zona media de la pantorrilla), que producto de la estimulación permite que el paciente pueda levantar el pie.
Lo que hace el dispositivo, explica el académico, es controlar la dorsiflexión del pie y eso permite que la persona pueda "dar el paso de manera más segura”, lo que es una gran ayuda para los pacientes, ya que estos sufren de caídas frecuentes, porque “al tener el pie dormido deben modificar su posición para tratar de apoyarlo y, como el pie está fláccido, no tienen una base sólida de apoyo”, dice.
Son caídas con consecuencias serias, como fracturas de brazo, golpes en la cabeza y, de acuerdo a los antecedentes que existen sobre este trastorno, las personas sufren este tipo de accidentes tres veces al año en promedio.
Aqueveque agrega que en Inglaterra, donde ya se han probado este tipo de dispositivos, se ha logrado reducir las caídas a un promedio de 0.3 por año y esto a la larga -afirma- es un beneficio para el sistema de salud.
El doctor Aqueveque cuenta que en la actualidad hay dos sistemas que han sido probados de manera exitosa en el mundo: uno en Inglaterra y el otro en Estados Unidos.
En el país europeo, el Hospital de Salisbury ha trabajado en estos desarrollos hace más de una década en su centro dedicado a la estimulación eléctrica  y con diversas actualizaciones puso en venta una nueva versión, el año pasado,  a través del sistema de salud, con costo de poco más de un millón de pesos. La versión norteamericana, que usa sensores más evolucionado, tiene un valor superior a los 3 millones.
El objetivo de los proyectos en marcha en Ingeniería Biomédica es desarrollar un dispositivo eléctrico de bajo costo para producir una solución atractiva para el mercado chileno y, eventualmente latinoamericano.
Sistema probado
Como parte de la investigación en torno al estimulador, el entonces estudiante Francisco Saavedra, realizó su tesis en el tema, a través de lo cual se demostró que el dispositivo diseñado en los laboratorios de Ingeniería Civil Biomédica sirven para corregir el pie caído.
Con estos resultados de base, Aqueveque y Saavedra están trabajando en mejorar el diseño electrónico del dispositivo original, para hacerlo más atractivo para las personas.
“Como todo prototipo electrónico es muy grande, se ve lleno de cables”, dice Aqueveque, quien explica que la idea es mejorar los circuitos y la interfaz (sistema de control para el usuario), reduciendo su tamaño, así como los circuitos, “que son temas un poco cosméticos desde el punto de vista electrónico, pero deben ser arregladas para que (el dispositivo) sea comercial”.
El trabajo de Francisco fue financiado por una iniciativa del concurso de apoyo a tesis de Innova Bio Bio y ahora, en la novena convocatoria de Innovación Emprendedora, del mismo organismo, se adjudicaron un nuevo proyecto conjunto para desarrollar un prototipo del dispositivo.
La versión actual del estimulador –hecha en el segundo semestre del año pasado- consta de dos electrodos que se sitúan en la parte media de la pantorrilla, además de un sensor de presión, que se instala dentro del zapato (en la zona del talón), bajo una plantilla; todos conectados a una interfaz que lleva los controles del sistema. “El sensor detecta cuando la persona suelta el pie (al iniciar la marcha) y la señal va un dispositivo electrónico que registra que se generó el levantamiento del pie y produce impulsos eléctricos que van hacia el electrodo”, explica Aqueveque.
Este proyecto es parte de una línea de trabajo en estimulación eléctrica en la carrera de Ingeniería Civil Biomédica y dentro de la que se han producido avances en el desarrollo de implantes orientados a pacientes parapléjicos y control de la obesidad.