Con el convencimiento de que las falencias de la enseñanza media no son un impedimento para un desempeño exitoso en la educación superior y en el marco de las celebraciones del aniversario de la Universidad,  la facultad de Ingeniería UdeC inauguró esta mañana el Centro de Apoyo para la Enseñanza de las Ciencias Básicas en  Alumnos de Primer Año, en el tercer piso del edificio Tecnológico Mecánico.
La implementación del Centro, como explicó el decano Joel Zambrano, responde a una política permanente de la Facultad de Ingeniería en orden a “buscar soluciones para mejorar el rendimiento académico en el primer año de sus carreras, que permita disminuir drásticamente el fracaso y la deserción estudiantil e incrementar, por esta vía, el número de titulados en diferentes especialidades”.
El Centro es resultado de un proyecto Mecesup, en marcha desde el año pasado, y que da continuidad a una iniciativa –del mismo fondo- impulsada en 2007 por las facultades de Ingeniería y Ciencias Físicas y Matemáticas, con el fin de establecer un diseño curricular destinado a mejorar los niveles de retención de los estudiantes de primer año. Como consecuencia de este proyecto, se realizó una reorganización de las asignaturas de ciencias básicas de primer año, que pasaron de un régimen anual a uno semestral.
“Este nuevo régimen, hasta ahora único en el país, comenzó a aplicarse en el año 2010, con el apoyo decidido de las Facultades de Ciencias Físicas y Matemáticas y de Ciencias Químicas, obteniendo ese mismo año un aumento de un 8% en la retención, y un incremento desde un 50 a un 60% en la cantidad promedio de créditos aprobados por los alumnos en el primer año”, dijo el decano, señalando que este modelo ha llamado la atención en otras facultades de la Universidad y de otras casas de estudio, que se han interesado en conocerlo.
A juicio de Zambrano, la puesta en marcha del Centro de Aprendizaje consolida el carácter pionero de la Facultad en torno al desarrollo de experiencias e iniciativas académicas innovadoras a nivel nacional.
Por otra parte, destacó que el Centro permitirá crear un sentimiento de pertenencia en los estudiantes, al estar  “en el corazón” de la Facultad, ya que normalmente en este período tienen clases en otras unidades académicas. El director de Docencia, José Sánchez, dijo que con este Centro se muestra que la Universidad se hace cargo de uno de los problemas que hoy enfrenta la educación superior, que es la necesidad de nivelar las competencias de los alumnos de primer año.
“Ya no es posible seguir avanzando sin reconocer que la educación secundaria no está cumpliendo su objetivo. Los estudiantes no tienen las competencias necesarias para poder iniciar la educación superior”, dijo, y por ello subrayó la importancia de las iniciativas universitarias orientadas a entregar un apoyo sistemático a sus estudiantes para mejorar su desempeño académico.
“Todos los estudiantes que ingresan a esta Universidad tienen características similares; los alumnos sí tienen las  capacidad para estar en la educación superior, lo que pasa es que no tienen hábitos de estudios, no tienen la preparación suficiente, no tienen competencias adecuadas,  pero no es culpa de ellos, es culpa de un sistema que no pone énfasis en los aprendizajes”, afirmó.
La iniciativa demandó una inversión de 120 millones, aportados por Mecesup, la Facultad y Rectoría, gracias a lo cual se cuenta con una superficie cercana a los 200 metros cuadrados, en los que se distribuyen espacios para estudio, trabajo en equipo y acceso a computadores, donde los estudiantes tendrán a su disposición una serie de  programas especiales para el aprendizaje en ciencias básicas, como explicó el académico Eduardo Salazar, quien dirigió el proyecto que permitió la implementación de las dependencias.
“Lo que hace este proyecto es ofrecer un espacio donde se puede conjugar el estar de los estudiantes de primer año, que hasta el momento no tenían un espacio dentro de la Facultad, y ofrecer la posibilidad de tener estudiantes monitores de la Facultad que puedan apoyar su aprendizajes”, indicó el académico.
Salazar afirmó que los monitores serán agentes clave en el proceso de aprendizaje  de los estudiantes de primer año, porque “son los que dan vida al centro”, puesto que la comunicación que se da entre pares resulta más efectiva.  Con esto, agregó, también se espera instaurar una cultura de colaboración entre los estudiantes dentro de la Facultad.
Así lo ha entendido la alumna de segundo año de Ingeniería Civil Industrial, Karen González, que forma parte de la primera generación de monitores preparados para iniciar el trabajo del Centro.
“Yo estuve en primero hasta hace poco y creo que faltaba este apoyo, porque a pesar de que tenemos prácticas y otras actividades, a veces hay dudas que quedan en el aire y es bueno que compañeros tuyos te enseñen y te respondan estas dudas súper importante. Aquí los estudiantes van a poder venir, sabiendo que te van ayudar sin ningún problema”.
Karen reconoce que su participación en el Centro se debe a que le gusta enseñar y hacer clases, pero la motivación principal “es ayudar a los compañeros que lo necesitan” y para ello se preparó, al igual con los otros monitores, a través de talleres en los que conoció aspectos prácticos orientados al desarrollo adecuado de las clases.
El Centro es conocido con el nombre de fantasía Teaching, que combina el verbo en inglés de enseñar y parte de la palabra ingeniería.