Las relaciones humanas constituyen una dimensión central de la vida, probablemente las que aportan más significado y alegrías, pero también una fuente inevitable de conflictos y frustraciones. La importancia de las relaciones humanas en los espacios de trabajos es indiscutible: son el componente central de un clima laboral positivo o negativo. Climas laborales armónicos y estimulantes conducen a logros muy distintos que climas laborales tóxicos, cargados de conflictos no resueltos o de personas o grupos que no logran procesar sus naturales diferencias y convivir respetuosamente para alcanzar objetivos comunes.

Aunque las políticas universitarias y el ejercicio de los roles académico-directivos no son los únicos factores que influencian los climas relacionales al interior de una comunidad universitaria, su incidencia puede ser, sin embargo, fundamental y marcar diferencias sustantivas. Ello, al menos, por dos razones. Por un lado, la forma cómo se ejercen los roles directivos, que debe caracterizarse por la horizontalidad, la cercanía, la capacidad de escuchar, la consideración hacia todos los que conforman parte de la comunidad universitaria permean adecuadamente las instituciones y sus climas relacionales. Por otro lado, deben existir políticas que aseguren climas relacionales positivos con procedimientos claros y transparentes, normas consensuadas y explícitas, espacios de deliberación activos y respetuosos, información oportuna y certera. Asimismo, cada persona debe saber qué se espera de ella, formas para lograrlo y claridad en los estímulos, así como los procedimientos para obtener reconocimientos, incentivos y ascensos deben ser prístinos y ajenos a cualquier arbitrariedad. Por ello, la consideración de estas dos razones es parte central de nuestra propuesta de gobierno universitario.

El cuidado de las relaciones humanas en las comunidades universitarias es cada vez más un desafío significativo. Nuestras instituciones no son ajenas a la cultura individualista y competitiva en que vivimos, con sus efectos en las relaciones interpersonales. Además, aparecen problemáticas nuevas derivadas, por ejemplo, del desarrollo de las redes sociales, cuyo potencial permite contribuir a la comunicación interpersonal, pero también a facilitar tratos inadecuados. Estos cambios culturales establecen asimismo nuevos estándares relacionales, que exigen modificaciones de prácticas, normas y procedimientos. Una institución que se propone no permitir el acoso laboral y sexual, la discriminación y el trato inapropiado entre académicos, funcionarios y estudiantes, está obligada a desplegar un esfuerzo notable, comprometiendo a toda la comunidad universitaria, promoviendo funciones directivas visibles y protagónicas para enfrentar estos nuevos desafíos y manteniendo una presencia activa de sus autoridades en cada uno de los campus y sus unidades.

Carlos Saavedra Rubilar
Equipo Rectoría UdeC 2018
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