Como un hecho absolutamente normal, después de un evento de gran magnitud, calificó el investigador del Departamento de Ciencias de la Tierra de la UdeC, Jorge Quezada, la actividad sísmica registrada en la zona desde ayer.
Los movimientos se iniciaron el miércoles con dos sismos acaecidos mar afuera de la Provincia de Arauco, uno de ellos 5.2, a los que se sumó, a las 21.37 horas, un movimiento de la misma intensidad cerca de Cobquecura, que ha sido seguido por más de 20 temblores menores y que han causado preocupación en la población.
Más que un enjambre sísmico, lo que ocurre en Cobquecura –según el académico- corresponde a “un evento de magnitud moderada, de 5,2, al cual le han seguido réplicas de magnitud menor” y que, asegura, están relacionadas con el 27/F.
El doctor Quezada precisó que los movimientos se han concentrado un poco más al norte de esa localidad, en el límite de las regiones del Maule y Bío Bío,  entre las dos rupturas que tuvo el terremoto de 2010 y sobre el epicentro; una zona que –dijo- “aunque parezca curioso, es la que menos energía liberó”.
En esta área, agregó el investigador, "las placas se movieron apenas unos 4 metros; en cambio más al norte y más al sur se desplazaron 10 metros”.  A juicio de Quezada, lo que podría estar sucediendo “es que  se esté liberando parte de la energía que no se liberó durante el terremoto” y que la zona del epicentro “se esté reacomodando respecto a los otros segmentos (al norte y al sur)”.
El investigador indicó que “claramente hay una inestabilidad” y que “es probable que la actividad sísmica continúe en los próximos días”, pero insistió en que esto es parte del proceso que sigue a un terremoto importante, asegurando, a la vez que no es posible que se genere un evento de gran magnitud “porque ya no hay energía para liberar (en la zona)”.
Lo que sí puede ocurrir es que se registren eventos moderados, de entre 4 y 6 grados, e “incluso podría ocurrir uno de magnitud 7, pero en Chile ya sabemos que un sismo grado 7 no produce daño”.  Con estos antecedentes, el doctor Quezada llamó a la población a mantener la calma, en el entendido que esto es un proceso normal que “es parte del país sísmico en que vivimos” y para lo cual hay que estar siempre preparados.
Fase post sísmica
La preparación de la población es fundamental, por cuanto los procesos que siguen a un terremoto pueden extenderse por largo tiempo. El académico explicó, en dicho sentido, que entre éstos  existe una fase llamada post sísmica, en la que se producen otro tipo de movimientos distintos a los de la costa.
Son eventos que se sitúan en “la parte profunda del contacto interplaca, en el borde oriental de la Cordillera de la Costa, principalmente” y que –como explicó-  pueden ser asísmicos, con movimientos lentos, “que ocurren a lo largo de varias décadas”, o sísmicos,  asociados a eventos perceptibles.
Para graficar el primer caso, contó que Chiloé está en una fase asísmica vinculada al terremoto de 1960 “y nunca ha ocurrido un evento en la zona de la Cordillera de la Costa o interior de la Depresión Intermedia”.
Por otro lado, agrega, el 10 de mayo de 1975, en Angol se registró un temblor de 7.8 grados, en el borde oriental de la Cordillera de la Costa. “Fue 15 años después del terremoto. En el terremoto del 60 la ruptura fue en la costa y el evento de Angol fue más al interior”.
El académico insistió en “la fase post sísmica va ocurrir sí o sí, pero no sabemos  si será sísmica o asísmica. El terremoto del 27 de febrero tuvo una zona de ruptura de más de 500 kilómetros y en alguna parte se va  a manifestar, puede ser asociada a un evento o puede ser un movimiento continuo o asísmico, pero esos eventos van a ocurrir en la Cordillera de la Costa, no como los de ayer, que fueron mar adentro”, puntualizó.