Es periodista y conocido por su trayectoria ligada al llamado deporte rey, pero a la hora de definirse,  el ex presidente de la Asociación Nacional de Fútbol Profesional (ANFP),  Harold Mayne-Nicholls,  prefiere utilizar el concepto de "industrial".
“Yo tengo una fábrica de sueños y  lo que  busco es cómo hacer realidad los sueños que me he propuesto”, dijo esta mañana en una conferencia que ofreció  en el auditorio Salvador Gálvez, invitado por el Departamento de Ingeniería Industrial y su Laboratorio de Aprendizaje Organizacional (LABORG).
Y de sus sueños por recuperar la imagen del fútbol chileno, cuando asumió la presidencia de la ANFP, habló en su exposición titulada Liderar en tiempos complejos,  en la que –ante una auditorio repleto- mostró los principales logros de su gestión a la cabeza del organismo entre 2007 y 2011.
A su juicio, en ese momento, el fútbol se caracterizaba por su falta de seriedad, profesionalismo y transparencia. Era –dijo- “un desorden generalizado” y había perdido el respeto de sus seguidores, mientras que para las empresas “el fútbol era un producto devaluado, poco serio, que tampoco  cumplía con sus  obligaciones (el pago de deudas)”.
Este es el marco en el que Mayne-Nicholls asumió la dirección de la Asociación y que explica, en cierto modo, su visión del liderazgo, que se vincula a un sentido de responsabilidad.
En primer término, el ex dirigente sostuvo que las cosas deben hacerse en el momento en que se requieren y no eludirlas, pero ampliando esa perspectiva en el contexto en que asumió la conducción de la ANFP, dijo a los estudiantes que el liderazgo requiere de ideas claras para fijar un rumbo que -agregó- debe mantenerse a pesar de las opiniones de los otros.
Por otro lado, señaló que es importante trabajar con un equipo profesional, aclarando que no se trata sólo de las personas que cuentan con un título profesional, sino que de aquellas que tiene competencias y el rigor para cumplir las tareas que se les entregan.
Con esas convicciones llevó a cabo una serie de intervenciones con el fin de reposicionar la “marca ANFP” en la sociedad,  que partieron por conocer la opinión de la población sobre el momento que vivía el deporte, “porque el fútbol no sirve si se desarrolla entre 4 paredes, encerrado en un edificio. Sólo sirve si la gente está detrás, porque está hecho para la gente y no para los dueños de los clubes”.
Así -dijo- surgieron las renegociaciones de contratos por la camiseta, el Canal del Fútbol y la deuda histórica; la nueva etapa de desarrollo para la Selección, con Marcelo Bielsa a la cabeza,  la capacitación de árbitros (con la idea de darles más profesionalismo), además de la promoción del fútbol femenino –incluida la organización del mundial en la disciplina que, como señaló, marcó un antes y un después en esta competencia-  y una serie de acciones insertas en el concepto de la responsabilidad social deportiva.
Los resultados, asegura, no se hicieron esperar. Como muestra, el ex presidente de la ANFP destacó  la mayor valoración alcanzada por la selección chilena al 2010, que se situó en el sexto lugar en un ranking de las grandes marcas de Chile, compitiendo con transnacionales que –señaló- destinan importantes recursos a su posicionamiento.
Mayne Nicholls señaló que al  2010 la aceptación de la marca selección chilena llegó al 91% (hubo momentos en que apenas era aprobada por el 51% de la población).  Por otro lado, al término de su gestión, los recursos del fútbol chileno habían logrado crecer de 16 millones de dólares (lo que existía en 2006) a 73 millones de dólares.
Sin comentar los hechos que detonaron su salida de la Asociación, el expositor contó que en los 4 años que estuvo a la cabeza de la ANFP terminó por convencerse de la relevancia que tiene el deporte y el fútbol, no sólo en términos del desarrollo de la actividad física en sí, sino por sus aportes a la construcción de valores como el respecto, la perseverancia, el trabajo en equipo, la solidaridad y la equidad.
Por eso, dijo, en su idea de contribuir a construir un mundo mejor y con su experiencia en la ANFP,  ha puesto  su “fábrica de los sueños” al servicio de un trabajo de una clara orientación social: la Fundación Ganamos Todos, que actualmente preside.