La intervención temprana, en un trabajo de formación con los padres, es la estrategia a la que ha apostado un grupo de investigadores de Psicología y Psiquiatría de la UdeC con el fin de evitar  problemas conductuales futuros en pequeños en edad escolar, tema del que se ocupa un proyecto Fondecyt que conduce el vicedecano de la facultad de Ciencias Sociales, Félix Cova.
El académico y docente del Departamento de Psicología señala que los comportamientos conflictivos son uno de los principales problemas de salud mental en la población infanto-juvenil y causa frecuente de las consultas psicológicas,  lo que muchas veces –dice- entraña el riesgo de “medicalización” de situaciones que no corresponden a una enfermedad.
En la mayoría de los casos –afirma el doctor Cova- los problemas responden a circunstancias que no han sido bien canalizadas, porque  los padres no saben hacer frente a los conflictos con sus hijos, dado que no cuentan con una preparación adecuada para ello.
“Ocurre que no es fácil ser papá y ser mamá;  no siempre tenemos la ocasión de desarrollar las habilidades y las destrezas que son necesarias para educar, para guiar adecuadamente a nuestros hijos. Se  ha observado que ya en niños preescolares es posible que se empiezan a configurar formas de relación padre-hijo que dan lugar a dificultades conductuales, que tienden a ser perdurables en el tiempo”, señala el experto.
En general, agrega, estas conductas externalizadas o disruptivas comienzan a presentarse en los tres primeros años de la enseñanza básica. Es en ese momento en que “empiezan a ser el gran tema para los papás y motivo de consulta frecuente en los centros de salud mental”.
La intervención temprana, entonces, puede ayudar a evitar esos problemas que –dice el investigador- a futuro son más difíciles de manejar. Así, el proyecto propone desarrollar un programa de entrenamiento de padres (madres fundamentalmente) para prevenir problemas conductuales en niños y niñas de 3 a 6 años.
El doctor Cova señala que durante el año pasado se completó el diseño del programa, que consiste en un plan de trabajo con los padres, cuyo foco es el desarrollo de competencias parentales, y que ya fue probado a nivel piloto en dos establecimientos.
El programa está dividido en dos grandes componentes. El primero está destinado a potenciar el  vínculo positivo de los padres con sus hijos, área en la que cobran relevancia aspectos como el juego, la valoración de las cosas que los pequeños hacen bien y el reforzamiento positivo.
Los énfasis del segundo componente están puestos en la entrega de herramientas que permitan a los padres enfrentar conductas desadaptativas de los hijos, entre ellas ciertas conductas agresivas.  Se trata,  indica el académico, de aplicar estrategias “como ignorar (lo que el niño hace), el uso de consecuencias lógicas o el tiempo fuera (evitar que el niño reciba de cualquier tipo de reforzamiento en su conducta)”.
El académico explica que el programa –que está orientado a niños de pre kinder y kinder, provenientes de familias de alta vulnerabilidad- se aplicará en 12 establecimientos de la intercomuna,  11 de los cuales están  adscritos a la Junta Nacional de Jardines Infantiles, Junji.
Para ello se cuenta con la participación de un grupo de apoyo de 26 personas, psicólogos y estudiantes de psicología de último año que están siendo capacitados como facilitadores y cofacilitadores, respectivamente, para la implantación del sistema de acuerdo a las pautas de investigación. Ayer se cumplió la tercera – de un total de cuatro- jornada de capacitación previa a la puesta en marcha del programa de entrenamiento en los colegios, trabajo que comenzará en agosto y se extenderá por 3 meses.
Al finalizar esta etapa,  comenzará la fase de seguimiento con instrumentos que se aplicarán tanto a padres como educadores, complementados con observaciones para evaluar la interacción padre-hijo.
Como resultado del proyecto, los investigadores esperan contar con un programa de intervención manualizado y evaluado, así como una estimación de los efectos del plan en la disminución de los comportamientos conflictivos en los infantes y de sus efectos en la modificación de las prácticas parentales. Otro objetivo del estudio es identificar los factores que se vinculan a la presencia de conductas externalizadas en preescolares.