Con el nombre de Reflexiones y discusiones sobre los futuros escenarios de la educación: evaluación prospectiva de los compromisos presidenciales 2014–2018, se desarrolló en la UdeC un seminario que tuvo como objetivo principal debatir en torno a las promesas electorales que en materia de educación realizó la Presidenta Electa Michelle Bachelet.
La actividad -organizada por el Departamento de Administración Pública y Ciencia Política de la UdeC, en el marco de la Escuela de Verano 2014- tuvo como expositores a Francisco Figueroa, ex dirigente estudiantil; Alberto Mayol, sociólogo e investigador sobre estructuras sociales; Óscar Aguilera, docente de la Universidad Católica del Maule con una marcada trayectoria en investigación sobre cultura juvenil; y Fernando Peña, Administrador Público de la Universidad de Concepción y Asesor del Ministerio de Educación en estas materias.
La docente del Departamento de Administración Pública y Ciencia Política de la UdeC, María Inés Picazo, organizadora de la actividad destacó que este seminario se realizó como parte de un proyecto de investigación que se preocupa de conocer la vinculación entre el movimiento estudiantil y las políticas públicas o la agenda de gobierno y, particularmente, “nos interesa conocer las posibilidades de implementación del programa de la presidenta electa Michelle Bachelet”.
De acuerdo a las ponencias de los expositores, uno de los desafíos del gobierno de Bachelet es lograr la credibilidad de la ciudadanía con respecto a las promesas realizadas.
“Si uno mira el programa de Michelle Bachelet –principalmente en lo que se refiere a las promesas realizadas- la verdad es que uno lógicamente pudiera pensar que está respondiendo a las demandas del movimiento estudiantil y las demandas sociales en general; sin embargo, al mismo tiempo, las declaraciones de los dirigentes estudiantiles y del colegio de profesores reflejan desconfianza, de que no se le cree mucho. Lo cierto es que no se va a poder gobernar, es decir, hacer políticas públicas que sean bien recepcionadas, si los destinatarios no dan crédito de lo ofrecido. No se puede gobernar a pesar de la gente”, sostuvo la académica.
Por ello, dijo, el equipo de gobierno de Bachelet debe “buscar los mecanismos para convencer que estas propuestas tienen esas virtudes transformadoras de las deficiencias que presenta la realidad educativa. Lo persuasivo es uno de los desafíos y, al mismo tiempo, uno de los vacíos que veo. No hay propuestas de crear mecanismos, foros, espacios donde haya una discusión antes y después de la toma de decisiones públicas. Los gobiernos tienen que explicar a la gente qué se ha hecho, porqué se ha hecho, que impactos se esperan. No sólo hacer, sino también tienen que decir, tienen que explicar, tienen que convencer”.
Por su parte, Alberto Mayol sostuvo que las preguntas acerca de si la Presidenta Electa tiene real intención de llevar a cabo lo prometido, o de si es o no viable implementar sus propuestas, son absurdas e innecesarias.
“Esas preguntas no tienen ninguna importancia porque el fenómeno que viene arrastrándose es de tal magnitud, en términos de la demanda social por transformaciones, que si Michelle Bachelet no quería hacer tantos cambios igual tendrá que hacerlos”, dijo y –respecto a la viabilidad de llevarlos adelante- agregó que “los países, cuando tienen urgencias, tienen plata”.
A juicio del sociólogo el fenómeno es “de tal magnitud, que da exactamente lo mismo si quieren o no quieren hacer los cambios, estos van a terminar por ocurrir, ya sea sin o con movilizaciones. Y esos cambios serán más radicales que lo que se está ofreciendo”.
Un movimiento social de las características que se viven hoy, hace años que no se había experimentado. “Efectivamente, cuando los movimientos llegan a un nivel de fortaleza o tamaño, producen una aceleración de la historia; por eso se llaman movimientos sociales, porque a medida que rompen la inercia, producen alrededor una enorme cantidad de cambios. Ha pasado mucho en estos dos años. Hemos tenido transformaciones que normalmente se producen en 10 años; hemos ido discutiendo cosas que no se discutían durante 20 años. Esto viene con transformaciones grandes y, efectivamente, ya se activó un movimiento social muy fuerte y no da la impresión de que eso esté, ahora, en proceso de detenerse”, señaló.