Situarse frente a la exposición Con los ojos sumergidos en este paisaje, del connotado pintor porteño José Basso, es dar una mirada a la historia reciente de Chile desde la década de 1970 hasta 2011. En otras palabras, situarse frente a las 42 obras que este destacado artista nacional exhibe desde hoy en la Casa del Arte de la Universidad de Concepción es revisar, a través de sus ojos, de su expresión plástica, momentos de nuestra memoria como país, en clave cifrada pero reconocible.
Calificada por la crítica especializada como una de las mejores exposiciones del año pasado a nivel nacional, la muestra reúne más de tres décadas de trayectoria mediante fotografía, obra gráfica, dibujo, pinturas e instalaciones, en una selección del material que antes expuso en el Museo Nacional de Bellas Artes.
Se trata de la primera retrospectiva realizada por el artista, y en ella se devela la presencia de la abstracción geométrica como punto de partida e hilo conductor decisivo en toda su producción plástica.
Desde la obra Cinta de Chile -tríptico de 1973 que recoge una paleta muy propia de la época, pero rompiendo con la tradición pictórica de esos años- a Nube negra –óleo sobre tela de 2011, donde a las franjas de color que componen la geometría se unen sus tradicionales íconos de casas y arbolitos-, el tránsito permite ir revisando, en perspectiva histórica, distintos acontecimientos y emocionalidades de la historia nacional.
Se trata de una suerte de proceso íntimo del artista que, al mismo tiempo, se hace público en el reconocimiento de ciertos íconos, de ciertas atmósferas, de determinadas alusiones directas de hechos concretos. A la citada obra de 1973 le siguen otras pinturas, como la que da nombre a esta exposición y que en 1983 fue presentada en la bienal de Sao Paulo en la sección Arte y política. En ella el paisaje social, político y económico se lee en medio de una serie de referencias a las pinceladas de otros artistas, con la presencia pregnante y siniestra de un helicóptero sobre un hombre tendido en postura de prisionero.
De esa época también es el surgimiento de dos de sus íconos más reconocidos: la casa, que en realidad es uno de los tantos galpones ubicados en la Ruta 68, del valle de Casablanca, que fueron utilizados como lugares de tortura, y el arbolito, que alude a los espinos que se ven en todo ese sector.
Por otra parte, Figuras en la oscuridad -serie de óleos realizados entre 1986 y 1987- alude al tema de los quemados, con una paleta en tonos tostados y las llamas como elemento predominante.
“A mí me interesa mucho lo que no está en la obra”, sostiene Basso. “Lo que no está ahí es lo que importa. Por eso le doy pistas al espectador, pero nunca le digo el cuento completo totalmente descifrado”.
Ya a principios de los años 90, la serie Sólo de blancura se vio tu país es atravesada por referencias a aspectos políticos, sociales, filosóficos y emocionales. El blanqueamiento de lo que estaba ocurriendo en la sociedad le lleva a tapar, capa tras capa, los colores de la tela hasta conseguir un blanco imperfecto en el medio del cual sitúa pequeñas figuras.
De ese punto cero, como él lo llama, surge un interés por lo volumétrico, por ocupar el espacio, que traduce en Modelos de perfección, el oro de esta tierra, compuesto por 100 esculturas de 30 x 46 x 20 cms. cada una, realizadas en madera recubierta con láminas de oro, y que en esta ocasión ocupa un lugar preponderante de la Sala Cuatro de la Casa del Arte.
Pese a ello, es la pintura la que prima en la obra de este artista y en sus obras más recientes la geometría deviene en paisaje, gracias a la contextualización de la que le proveen sus íconos característicos, a los que se suma un barco nacido de su nueva condición de observador marítimo. El horizonte de mar le permite la referencia a los planos geométricos mientras el barco, al igual que las casas, se yerguen como monumentos funerarios.
La exposición se exhibe durante todo abril y todo mayo en las salas Cuatro y Cinco de la Casa del Arte de la Universidad de Concepción.