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Destacado fotógrafo Luis Poirot conversa en la UdeC sobre la fotografía de teatro

Conocer, tanto del punto de vista fotográfico como del teatral el trabajo de René Combeau, fue esencial para que el destacado fotógrafo chileno, Luis Poirot, participara del proyecto Chile Actúa. Maestros en escena 1949-1969, que se exhibe en la Casa del Arte de la Universidad de Concepción.
Se trata de una selección de imágenes de René Combeau que inmortaliza la que ha sido llamada la “época de oro” del teatro nacional, donde la fotografía cumplía un papel vital como documento y como único elemento de difusión de la obra en cartelera.
Poirot, quien también desarrolló una importante carrera como fotógrafo de teatro, recuerda que “conocí mucho a René Combeau, primero como alumno de la escuela de Teatro donde actué en obras que él fotografió y, luego, como ayudante de dirección y director de obras fotografiadas por él. Posteriormente me convertí en su colega y amigo y estuve con él, prácticamente, hasta el momento de su muerte. Conservo un par de cámaras y un trípode de él, que me emocionan mucho cuando las toco”.
Por eso fue natural que, una vez fallecido Combeau, lo invitaran desde la Universidad Católica a trabajar en la sistematización y organización de los negativos que había donado al archivo de la Escuela de Teatro de esa universidad, con el objetivo de que se recuperara parte de la historia teatral ahí retratada. “Muchas veces me usaron como una especie de memoria viva, puesto que yo era el mayor del grupo y cuando no habían indicaciones en los negativos, me acordaba de qué obra se trataba y de quiénes eran los actores de la foto”, sostiene Poirot.
De tal modo, su doble condición le permitió seleccionar las fotografías tanto por lo que significaban como memoria teatral, como por su valor fotográfico.
Respetando al máximo el espíritu del estilo fotográfico de Combeau, Poirot señala que las ampliaciones las hizo Fernanda Larraín -su esposa-, con quien trataron de “restituir la forma que tenía René para ampliar las fotografías. Estas son ampliaciones de verdad, en papel fotográfico, no copias digitales. Para ello se importó papel de Inglaterra, químicos y todo lo necesario, y se realizó un largo trabajo de ampliar las fotos y restituir el estilo de René, ya que el negativo te da posibilidades entre las que hay que escoger. Lo mismo con el retoque, porque había negativos que estaban dañados y se retocaron como se solía hacer, con tinta, con lápiz. No con photoshop”.
Según Poirot, “todos los fotógrafos y gente de teatro tenemos una deuda con el trabajo de René. Él era un hombre muy sencillo, muy humilde, que nunca le dio mucha importancia a su trabajo. Por eso, para mí es un deber, una obligación moral, acompañar esta exposición y explicar a las jóvenes generaciones y a la gente de regiones, sobre la importancia de este trabajo y de algo que se ha ido perdiendo, que es la fotografía de teatro”.
Esa pérdida es algo que Poirot lamenta. “Hoy cualquiera, el sobrino del primo del director, saca unas cuantas fotos y falta poco para que sea con el teléfono”, sostiene y recuerda sus inicios en esta profesión, donde sus primeros trabajos fueron en el teatro.
“Yo tomé la continuación del trabajo de René. Era un trabajo largo, uno primero leía la obra, la analizaba, anotaba los momentos interesante, iba a un ensayo, volvía a anotar, hablaba con el director y se ponía de acuerdo sobre los momentos más significativos y, en el caso, de René se hacían sesiones especiales con actores vestidos y maquillados. Él decía, tranquilos, lo único que quedará es la fotografía. Yo, al contrario, tomaba las fotos en los ensayos, sin hacerlos posar. Era un trabajo muy largo y lo hacíamos así porque nos gustaba”, recuerda.
Hoy, señala, las compañías han perdido esa costumbre. “En casos de obras que me han interesado, he tratado de hacer fotografías para que quede una memoria. Las últimas cosas que hice fueron montajes de Andrés Pérez”, dice.
Para el 4 de septiembre de este año, Poirot tiene programada una gran exposición en el Museo de la Memoria, “con fotos mías, de 1969 a 1973, que casi nadie conoce, pasando por Bolivia, Estados Unidos y Chile. Para 2014 preparo una gran exposición en el Museo de Bellas Artes, con 300 fotografías. Ambas exposiciones culminarán con libros”, señala y agrega que “estoy siempre trabajando con ideas y proyectos. No soy un fotógrafo que viva en el pasado. Estoy pensando en adelante. Yo no tengo jubilación”.