Con sus 13 carreras y más de 3 mil 500 alumnos, la Facultad de  Ingeniería es una de las reparticiones más grandes en la Universidad y, por ello, los desafíos son permanentes. Bien lo sabe el decano Joel Zambrano, quien  se apresta a iniciar su sexto periodo consecutivo a la cabeza de la Facultad, luego de las elecciones celebradas la semana pasada, en las que concentró 65 de los 88 votos válidamente emitidos.
Para el académico, este respaldo es una muestra de confianza que –dice- lo compromete aún más con el quehacer de la Facultad y una gestión “que siempre hemos hecho con un sentido universitario, apoyando las buenas iniciativas y tratando de aglutinar a la mayor cantidad de personas”.
En los últimos años, la Facultad ha experimentado un fuerte crecimiento en términos del número de estudiantes a partir de la creación de nuevas carreras –la última, Ingeniería Civil de Minas, en marcha desde este año-situación que, según el decano, hace necesario revisar la estructura de la unidad académica para dar cabida a nuevas áreas.
“Hay actividades que necesitan el apoyo fuerte de la Facultad, por ejemplo todo lo que tiene que ver con el desarrollo de habilidades blandas y que se está incorporando en todos los departamentos. Los profesores que dictan esas asignaturas, a mi juicio, debieran estar adscritos a la Facultad, de manera de dar servicios a todas las carreras. Y hay otras cosas que necesitan un tratamiento de la misma naturaleza”, señala.
Lo mismo se visualiza para el Instituto de Investigaciones Tecnológicas (IIT-UdeC) que, indica, necesita de una estructura que le permita competir en igualdad de condiciones en el mercado. “Tenemos que analizar estos temas y solicitar las autorizaciones que correspondan”, afirma.
Importante en las definiciones de las orientaciones de la Facultad será el trabajo que un equipo de académicos está llevando a cabo –bajo la conducción del doctor Claudio Zaror- en el desarrollo del plan estratégico para la repartición, en el marco de Ingeniería 2030, un programa de Corfo que apunta a elevar la ingeniería chilena a un nivel de clase mundial hacia 2030.
La Facultad pasó la primera fase del concurso con la aprobación del perfil  preliminar del plan, obteniendo recursos para financiar actividades para fortalecer la propuesta en un lapso de 8 meses. Al término de este plazo, deberá postular nuevamente al concurso, para optar a los recursos que permitan materializar las estrategias de desarrollo.
El decano Zambrano señaló que la Facultad tiene camino recorrido en esta materia, pero –a su juicio-  este concurso representa una oportunidad para proyectar aún más este trabajo, a partir de aspectos relevantes en materia de desarrollo tecnológico,  innovación y emprendimiento.
La propuesta considera, entre otras cosas,  realizar un diagnóstico del modelo integral de educación, sus resultados e impactos, así como de sus logros y desarrollo en transferencia tecnológica, emprendimiento e innovación. Junto con ello, se busca desarrollar benchmarking con universidades de clase mundial en materia de estructura curricular, investigación, infraestructura, logística, interacción con el sector productivo y vinculación internacional, para identificar brechas de desarrollo y diseñar un plan de trabajo integrando objetivos estratégicos, metas a medir, programas de monitoreo y seguimiento, así como planes de aseguramiento de calidad y financiamiento. La idea, dice, el decano, es tener definido el proyecto dentro de los próximos 5 meses.
Con el alto número de matrículas actual los estudiantes de pregrado son una preocupación fundamental.
En este espíritu se sitúa la creación del recientemente inaugurado Centro de Apoyo a la Enseñanza de las Ciencias Básicas para alumnos de primer año, que tiene por propósito evitar el fracaso académico de los nuevos estudiantes y mejorar las tasas de retención.
Por otro lado, agrega, la facultad está siempre pendiente “del comportamiento de la empleabilidad de los egresados, la pertinencia de los planes de estudio y eso hace que siempre estemos en contacto con nuestros alumnos para ir haciendo los ajustes necesarios”. En la misma atención de los estudiantes, señala, ha habido una preocupación por la renovación de la planta académica, en las unidades en que se han generado cargos, privilegiando la contratación de profesionales jóvenes con grado de doctor.
Y siendo la calidad un objetivo permanente, el decano indica que la facultad continuará con su política de acreditar todas sus carreras, a pesar de no ser una obligación para el área. Lo mismo, señala, se persigue en el ámbito del postgrado, con prioridad en los doctorados. En este punto señala que sólo está pendiente el recién creado doctorado en Energías, que aún no entra en estado de régimen.
Desafío importante en este período será el fortalecimiento del posicionamiento de la facultad por la vía de la extensión y la difusión. “Hacemos muchas cosas que no se conocen, pues además de formar ingenieros hacemos un aporte fuerte a la investigación y desarrollo, tenemos un importante número de proyectos Fondef, Fondecyt y siempre junto a las facultades de ciencias estamos liderando proyectos y publicaciones”, puntualiza.