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Columna: Concepción necesita un parque ribereño

Por Guillermo Asencio Ayet
Socio de la Corporación Universidad de Concepción
Concepción es una comuna que no ofrece mucho en el plano turístico, siendo evidente que los organismos competentes -por las razones que sea- no se han preocupado hasta hoy de elaborar un proyecto centralizado de real envergadura que permita a toda la ciudadanía disfrutar plenamente las bondades del hermoso río que, camino al mar, flanquea nuestra ciudad, cual preciado regalo de la naturaleza.
Salvo algunos reducidos espejos de agua que se acondicionarán próximamente en diversos sectores de la ciudad y de un Parque Ecuador donde resignadamente se hacina la comunidad (a pesar de no contar con las comodidades generales e higiénicas indispensables), no se ha pensado en la fundación de un gran parque que bordee el Bío Bío extendiéndose hasta Chiguayante, para hacerlo coincidir con la idea similar que se ha estado estudiando en dicha ciudad.
De momento, la explanada existente entre Carrera y Chacabuco es un buen comienzo, pero debería ser a lo menos duplicando su ancho actual. Para ello sería menester hincar, río adentro, pilotes de acero acanalados para la colocación de tablestacas, sobrepasando en un metro la altura del nivel del agua, para luego ir rellenando y compactando los espacios ganados con los materiales que sean más adecuados. Se crearía así una efectiva protección que frene los desbordes fluviales que no son infrecuentes en nuestra ciudad.
Hacer posible esta proposición contribuiría a actualizar la canalización del Bío Bío, antiguo proyecto que permanece dormido sin que se tome conciencia que son inapreciables las ventajas que esto traería consigo. En conjunto o separadamente, ambos propósitos generarían abundantes posibilidades de trabajo permanente y la recuperación de valiosos espacios de terreno.
La idea de un Gran Parque Bío Bío es un proyecto ambicioso y de largo aliento. Sería un refugio saludable, merecido y necesario para satisfacer los anhelos de una urbe congestionada como Concepción, que lleva años proclamando no dar la espalda al río sino que ir a su encuentro para beneficiarse de su espléndida presencia. Alguna vez hay que dar el primer paso de un largo  recorrido. Las grandes obras exigen realizar grandes esfuerzos y mucha perseverancia para perdurar en el tiempo. Se trata de crear, paso  a paso, un área de amplia extensión, en un entorno placentero y rodeado de hermosura, que actúe como un pulmón verde en que esté presente profusamente la variada foresta nativa con sus diversas arboledas, follajes y jardinerías.
Sería este el marco apropiado para crear un parque multifuncional con extensas áreas verdes para recrearse, interactuando con miradores, explanadas para actos culturales, espacios para talleres de pintura y escultura, sala filatélica, artesanías y antigüedades, baños públicos, cafeterías, jardín botánico, zoológico con ejemplares de la fauna nacional, juegos infantiles incluyendo cabalgaduras, museo de insectos y caracolas, acuarios, piscinas, gimnasios provistos con máquinas de ejercicios, multicanchas para la práctica de las diversas especialidades deportivas, con baños y camarines propios. En lo posible, techadas, para favorecer las actividades invernales.
Un gran parque es el ámbito ideal para que los niños y la juventud tengan la posibilidad de cultivarse física y espiritualmente para ser mejores ciudadanos. Es un deber ofrecerles una opción de vida que los aleje de otras distracciones no tan auspiciosas.
Hace años el río solía desbordarse hasta la línea del tren, dejando esparcido a su paso abundante sedimento arenoso. En sus aguas navegaban pesadas balsas trayendo maderas desde más al Sur, a partir de Nacimiento. Era hermoso ver en las noches el lento desplazamiento de estos enormes transportes iluminados por pequeñas lumbres, necesarias para la alimentación y el abrigo de sus navegantes. Transcurrido el tiempo, por falta de visión y de prevención, el río se fue embancando y se formaron riberas que hasta hoy no están debidamente estabilizadas y aptas para soportar edificaciones voluminosas. En cambio, una adecuada forestación consolida eficazmente los suelos y les permite afrontar en mejores condiciones las erosiones que generan los embates de la naturaleza.
Para asegurar un buen funcionamiento, serían necesarios senderos exclusivamente peatonales aptos para toda edad y para los lisiados, separados y protegidos de las necesarias ciclovías, así como una huella vehicular para ser utilizada solo en casos de emergencia. Aprovechando las corrientes de aire de ese sector, podrían emplazarse torres con generadores eólicos o placas solares para atender las necesidades del parque.
Muy benéfico, práctico y exitoso sería crear un puerto fluvial para el funcionamiento de aliscafos que remontaran el curso natural del agua hasta Nacimiento, o para aproximarse al mar. Se podrían programar distintas excursiones intermedias visitando interesantes localidades ribereñas y también algunos islotes existentes que podrían concesionarse para el funcionamiento de restaurantes. Estos aliscafos o camaranes de mayor volumen son usados en los países desarrollados con muy buen resultado turístico. También son útiles como elementos de enlace en casos de grandes emergencias como el terremoto último que nos desvinculó de la ribera opuesta.
En Santiago existen 16 parques y se proyectan otros, entre ellos uno que bordearía el río Mapocho para hacerlo parcialmente navegable, idea obsesiva y arbitraria que se viene manteniendo por años, dejando de lado la prioridad y urgencia que merecen importantes proyectos a lo largo del país. Los cuantiosos recursos económicos del erario nacional parecen estar disponibles.
Concepción, como segunda ciudad más importante de Chile merece el financiamiento de sus proyectos orientados a mejorar la calidad de vida de la ciudadanía. Necesita el apoyo del gobierno central, del regional, de los parlamentarios que nos representan y de las poderosas industrias locales que mantienen sus gerencias en la capital donde presumiblemente tributan y hacen sus aportes.
Con un proyecto como el esbozado, debidamente estudiado y estructurado por personas idóneas y, con valiosos aportes que haga la ciudadanía, se lograría una presencia turística relevante donde disfrutar de relajamiento y de salud espiritual que potencie las energías. Son los anhelos de toda la región y de quienes llegan a ella como visitantes.