Relevar el valor patrimonial, natural, cultual y afectivo de los árboles urbanos, es el objetivo fundamental del concurso Un gigante en mi jardín, con el que la facultad de ciencias Forestales celebra sus 21 años de existencia.
El decano, Manuel Sánchez, destacó que la base del desarrollo de la docencia y la investigación que se realiza en la Facultad está ligada a los árboles, por lo que esta convocatoria está asociada a ello y a la relación que queremos tener con la ciudadanía.
“Con motivo de este mes aniversario, queremos hacer un acto donde se distinga la relación entre nuestra Facultad y la ciudadanía, y qué mejor que hacerlo a través de un acto donde se destaque la presencia de los árboles en los ambientes familiares de Concepción. Entonces ideamos este concurso como manera de rescatar la participación de los árboles como parte de la vida de las familias”, explicó.
El concurso, que vence el 19 de agosto, consiste en que todos aquellos que tengan un árbol en su casa –no importa el tamaño ni la especie- que haya constituido parte de sus vivencias familiares, envíen una foto con una persona cercana al árbol que permita ver tamaño referencial, incluyendo medidas estimadas, altura, grosor, y una breve historia del árbol en la familia.
Con esas postulaciones, dijo Sánchez, se hará una preselección, eligiéndose un número determinado de árboles los que serán visitados por un grupo de expertos de la Facultad.
Habrá tres categorías premiadas: el más grueso, el más alto y el más más –aquel que es más alto y más grueso-. “Además tendremos una mención honrosa para los árboles que cuenten con una cualidad especial, por ejemplo, uno que esté en peligro de extinción o que sea extraño en la zona”, explicó el Decano.
La esencia del concurso es cómo ven las personas el árbol que tienen en el patio y cómo se expresan las vivencias que se tienen respecto de él. “Quién no se hizo un columpio en un árbol? Eso queremos destacar, la relación con las familias, con las vivencias. Queremos destacar los árboles como los seres que nos permiten la vida. Sin ellos no podríamos existir, ya que regulan la luz, la sombra, limpian el aire de la polución ambiental, permiten la existencia de fauna, y son parte del paisaje. Son esenciales para nosotros”, señaló Sánchez.
El académico explicó que en la ciudad, por lo general, tiende a haber más árboles de origen exótico, introducidos, y no tantos nativos. “Básicamente porque son los que mejor resisten las condiciones no tan favorables para el crecimiento de la naturaleza que se da en las ciudades. Las especies más habituales son el pino oregón y la araucaria no nativa. En este primer concurso queremos destacar la presencia el árbol, en pasos posteriores vamos a ir dirigiendo el concurso y fomentando el uso de especies nativas en el entorno urbano. Queremos trasformar esta iniciativa en tradición”, dijo.
Con respecto a los 21 años de la Facultad, Sánchez dijo que se encuentra en un buen pie internacional. “Recientemente salió un índice que nos sitúa entre las 150 mejores universidades del mundo en los ámbitos agronómico y forestal, a nivel mundial. Eso es bueno y también queremos celebrarlo”, finalizó.