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Centro Eula presenta muestra Semillas de la Esperanza

Preocupada por la deforestación en su país, en 1977 la bióloga keniata y posteriormente ganadora del Premio Nobel de la Paz 2004, Wangari Maathai, comenzó una campaña en las zonas rurales para estimular a cada mujer a plantar un árbol, con el fin de recuperar los suelos.
La  iniciativa -que partió apoyada de un vivero en el patio de su casa y que más tarde se transformó en la ONG Cinturón verde- contabilizaba más de 45 millones de árboles plantados en 2010 y ya había sentando las bases para un cambio en la mentalidad de la población de Kenia y otros lugares de África en su relación con los bosques.
Este es uno de los testimonios, de pequeñas acciones con grandes impactos, que recoge la muestra Semillas de Esperanza, que desde ayer se exhibe en la Sala Adolfo Acuña del Centro Eula (edificio 3, tercer piso).
La muestra fue creada por Soka Gakkai Internacional (SGI) –una ONG budista vinculada a Naciones Unidas- y la Carta de la Tierra  Internacional –entidad que representa a una red global de organizaciones y personas que promueven los principios de la Carta de la Tierra- para promover el Decenio de las Naciones Unidas de la Educación para el Desarrollo Sostenible (2004-2015).
El docente de este programa conjunto e integrante del área docente de SGI Chile,  Jaime Céspedes, gestionó la llegada a la Universidad de esta exposición que se ha exhibido en distintas partes del mundo desde  su puesta en marcha y señaló que "todos los años, la organización hace una propuesta de paz a Nacionales Unidas y hace algunos años, a comienzos de 2000, la propuesta hablaba de la educación para el desarrollo sostenible y a raíz de ello surgió una iniciativa que creó la década de la educación para el desarrollo sostenible”.
Por otro lado, agrega que los contenidos se han estructurado sobre la base de la Carta de la Tierra, un documento promulgado por Naciones Unidas en 2000 que establece una serie de principios sobre el cuidado de “la comunidad de la vida”: la integridad ecológica, la justicia social y económica, la democracia, la no violencia y la paz, frente a las amenazas que hoy vive la humanidad.
“La exposición está planteada con un profundo sentido humanista, diciendo que los problemas que tenemos en el planeta tienen más que ver con el corazón de la gente que con las tecnologías, no vamos a solucionar los temas con pura tecnología”, señala Céspedes.
La muestra está compuesta por 24 paneles que retratan la interdependencia de todos los seres vivos, los problemas que enfrenta el planeta (la pobreza, la desertificación,  la escasez del agua. etc.), e iniciativas individuales que han permitido promover cambios en distintos puntos del planeta.  “Nos muestra que la raíz de todos estos fenómenos está en el egoísmo humano, por eso en alguna parte se habla de la desertificación del corazón”, indica el ingeniero.
Lo que ocurre, agrega, es que “a veces nos sentimos pequeños frente a problemas tan complejos y no hacemos nada, pero como dice la exposición, a veces basta con que una persona decida cambiar para que las cosas comiencen a cambiar”, que es lo que muestran experiencias como la impulsada por la bióloga  keniata.
La muestra es complementada por la exhibición del documental A quite revolution y estará abierta hasta el viernes, entre las 9 y las 18 horas.
También en el marco de la exposición, el jueves, a las 18 horas, en la misma sala,  habrá una presentación sobre Educación Soka, a cargo de Jorge Jara, de Soka Chile.
Jaime Céspedes explica que la ONG Soka Gakkai fue creada en 1930 por el educador japonés Tsunesabur Makiguchi, que veía en la educación un instrumento para la felicidad. “El planteaba que venimos al mundo para ser felices y el objetivo de la educación es la felicidad de los niños, pero no pensando en que los vamos a educar para que sean felices cuando grandes, sino que tiene que ser ahora”, dice.
La propuesta de Makiguchi –agrega- se basa en la educación en un conjunto de sólidos valores “para que los niños tengan una felicidad indestructible” separada de los bienes materiales. “Si tu felicidad está en un televisor, si te roban el televisor te roban la felicidad”.