La producción de biomateriales, nuevos métodos para la producción de energía renovable y las bases para una bioeconomía sustentable, son algunos de los tópicos que se discuten en el III Congreso Latinoamericano sobre Biorrefinerías que finaliza hoy en Pucón.

En una economía basada en el petróleo, las refinerías son cruciales en la obtención de materiales que van desde el plástico, pasando por lubricantes, hasta combustibles. Este mismo concepto, es el que se emplea con las biorefinerías, para el procesamiento de biomasa con el fin de obtener una variedad de productos con mayor tecnología y más amigables con el medioambiente.

Biomateriales, biocombustibles  y alimentos funcionales, son solo parte de los productos derivados de la utilización de la biomasa. De esta forma, actualmente se produce bioetanol y biodiesel con especies que no compiten con las usadas directamente en la alimentación humana, es decir, biocombustibles de segunda generación,  provenientes de biomasa forestal, desechos agrícolas y biomasa algal.

El Dr. Alex Berg, presidente del Comité Organizador del III Congreso Latinoamericano sobre Biorrefinerías que finaliza hoy en Pucón, y director ejecutivo de la Unidad de Desarrollo Tecnológico de UDT, explica que en el congreso se discutieron “temas relacionados a procesos químicos, termoquímicos y biológicos basados en biomasa como materia prima para la producción de distintos bioproductos, sustitutos a derivados del petróleo”.

Ejemplos en el mundo

Europa es uno de los continentes que está decidido a impulsar el desarrollo de las biorrefinerías. Según la publicación Joint European Biorefinery, Vision for 2030 de la comisión Objetivos estratégicos para 2020 de la Unión Europea, en dos décadas dicho continente tendrá una economía basada en esta forma de producción y se estima que el 25% del transporte usará biocombustibles como el biodiesel y el bioetanol para esa fecha. La misma publicación asegura que con el uso de las biorrefinerías será posible obtener materiales más livianos y flexibles para industrias como la automotriz y la construcción.

En este sentido, el director del Centro de Biotecnología de la Universidad de Concepción, Jaime Rodríguez, explicó que “Chile tiene las condiciones necesarias para avanzar hacia una bioeconomía, gracias a su consolidada industria basada en materias primas, pero se necesita desarrollar conocimiento científico para añadirle valor y hacerla competitiva en el nuevo escenario mundial”.

Emblemático es el caso de Brasil, que luego de una fuerte inversión en I+D a fines de los años 70, cuenta actualmente con el 45% de su flota vehicular funcionando con etanol extraído de la caña de azúcar.

El congreso que culmina hoy, contó con la participación de universidades, grupos de investigación y empresas de diversos países que presentaron más de 120 trabajos para exponer. La organización estuvo a cargo de la Unidad de Desarrollo Tecnológico, el Centro de Biotecnología de la Universidad de Concepción y el Núcleo Científico Tecnológico en Biorrecursos (BIOREN) de la Universidad de La Frontera.

Pablo Bustos
Practicante Centro de Biotecnología UdeC
Estudiante de Periodismo