Más que una buena ubicación en la Carrera Solar de Atacama, el tercer lugar alcanzado por AntüNekul, el vehículo que representó a la UdeC en el Desafío Solar (una de las dos categorías de la competencia) es una muestra inequívoca de que en Chile y la región existen capacidades suficientes para el desarrollo de tecnologías.
Esta mañana y luego de ponerse al día con los compromisos académicos postergados por la participación en la carrera –que se corrió por el desierto de Atacama a mediados de noviembre- el equipo responsable del diseño y construcción del AntüNekul  (corredor del sol en mapudungún) mostraron orgullosos el vehículo a los penquistas,  en una exhibición efectuada frente a la Plaza de la Independencia.
El vehículo causó sorpresa entre los transeúntes que cerca del mediodía pasaban por el lugar, muchos de los cuales se acercaron para conversar con los estudiantes y también para fotografiarse con el inusual móvil.
La historia de AntüNekul comenzó en 2010, a partir de la invitación que recibiera la Universidad de la organización de la carrera.  Un grupo de estudiantes de la Facultad de Ingeniería se hizo eco de la invitación y presentó una propuesta que fue aceptada por la organización y que, incluso por la calidad del proyecto, fue premiado con un kit de celdas solares para comenzar su construcción.
En todo este tiempo, más de 20 jóvenes –alumnos de las ingeniería civil Mecánica, Eléctrica, Electrónica, Biomédica e Industrial, así como colaboradores de Arquitectura e incluso Medicina- han sido parte del equipo conocido como Das UdeC, cuyo trabajo en común fructificó en un vehículo que pesa cerca de 300 kilos y está fabricado en fibra de carbono. Además, tiene un motor eléctrico de cinco caballos de fuerza y está dotado de un banco de baterías de litio-ión, con capacidad para almacenar hasta 3.8Kw hora. Las celdas solares cubren cerca de seis metros cuadrados de superficie, que dan en total unos 700 watts, los que le permiten alcanzar una velocidad promedio de 45 Km/hora.
Fue  finalmente, hace un mes, cuando todo el trabajo de estos dos años se puso a prueba, y con un resultado más que satisfactorio para los miembros de Das UdeC (12 de los cuales fueron a la carrera) y para la Facultad.
El capitán del equipo, Gabriel Martínez (egresado de Ingeniería Mecánica) cuenta que la carrera fue “infartante” y de alta exigencia. “Las clasificatorias fueron difíciles, todo era  muy riguroso: la aprobación mecánica, eléctrica, dinámica, afortunadamente pasamos todo eso”, dice.
Para los estudiantes, superar esa etapa y entrar de lleno a la competencia ya era un triunfo. El desafío, entonces, era terminar la carrera, ya que es habitual que en este tipo de competencias muchos vehículos no lleguen a la meta.
Y se cumplió con creces. “El hecho de terminar terceros en la carrera, de haberle ganado a autos que técnicamente eran superiores, que eran más livianos, que tenían mejores celdas  solares,  es algo que nos llena de orgullo”, señala. Asimismo, los universitarios fueron premiados por ser el equipo con menos penalizaciones, por el juego limpio y por su compañerismo, que se expresó en el apoyo que prestaron a sus competidores para superar fallas en sus vehículos.
El joven asegura que en el equipo todos han vivido con pasión y compromiso esta experiencia, pero que va más allá del hecho puntual de haber logrado un buen resultado en la competencia. “A nosotros nos interesa  que todo esto sea masivo. Tenemos claro que la carrera es mucho más importante si todos los autos llegan a la meta,  porque así demostramos con fuerza que las energías renovables funcionan y que se pueden implementar y que en Chile se puede implementar con estudiantes que se educan acá,no hay que traerlos del extranjero”, afirma.
Liderazgo en energía
Así lo entiende el vicedecano de la Facultad de Ingeniería, Raúl Benavente, quien explica que este proyecto se inserta dentro de la posición de liderazgo que la UdeC posee en materia energética a nivel nacional. Prueba de ello es el doctorado en Energías, que la Universidad impartirá a partir del  próximo año y que es resultado de un proyecto que la casa de estudios ganó en un concurso nacional convocado por el ministerio de Educación.
Benavente señala, igualmente, que la participación de los estudiantes es más que meritoria. “El máximo a que podían aspirar era  a un cuarto lugar,  por el hecho de que había autos con celdas de mayor rendimiento”, indica, pues por las características de las celdas de AntüNekul  era necesario dosificar la energía para manejar la velocidad. “Era una desventaja muy grande, es una situación de tipo económica. Con mayores recursos podríamos haber optado a mejores celdas y tal vez estaríamos en primer lugar”, cuenta, agregando que el costo total del auto de la UdeC es poco más de 30 millones “cuatro veces menos de lo que ha declarado la Universidad de Chile, o la Universidad de la Serena”.

También destacó que, a diferencia de los otros equipos, que contrataron a profesionales para armar los vehículos o externalizaron la fabricación de algunos componentes. el de la UdeC fue diseñado y construido en un 100% por estudiantes.
También destacó el desempeño de los estudiantes el coordinador académico del equipo, el profesor Víctor Osorio, quien afirmó que el “resultado no pudo ser mejor, porque los otros autos tuvieron ayuda externa y profesional. No hay comparación, pero este auto es lejos el mejor auto preparado por una universidad”.
El académico señala, asimismo, que AntüNekul es una prueba patente de lo que puede hacer el trabajo en equipo. “Lo que se ha obtenido no es el trabajo de una persona específica, es el trabajo de muchas personas, de distintas áreas. Aquí hay puestas muchas manos y muchas neuronas”.
Reconocimiento
Por la tarde, los estudiantes llegaron con el vehículo hasta la Facultad de Ingeniería, donde compartieron su experiencia con directivos universitarios y de la unidad académica, directores de departamento, académicos y estudiantes; oportunidad en que recibieron un reconocimiento de parte del decano Joel Zambrano.