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Arquitecto Edward Rojas hizo ferviente defensa del patrimonio de Chiloé

Durante muchos años, Chiloé ha sido un lugar destacado no sólo por su patrimonio arquitectónico, sino que también por su patrimonio cultural, natural y social, generando un desarrollo que históricamente ha tenido un "continuum", con un sustrato de identidad que se mantiene a lo largo de la historia.
Esa imagen de la isla sureña representa un paradigma de identidad nacional, con una fuerte y reconocible cultura que ha traspasado las fronteras de Chile. No obstante, “en los últimos años Chiloé ha sido descubierto por las inmobiliarias, por el mercado, lo que está generando una ruptura de ese `continuum´ que existía”. Así lo sostuvo el destacado arquitecto nacional radicado en Chiloé, Edward Rojas, quien participó del programa de actividades organizadas por la facultad de Arquitectura, urbanismo y Geografía, con motivo del Día del Patrimonio.
Ante una concurrida e interesada asistencia –que llenó gran parte del Teatro Universidad de Concepción-, Rojas dictó la conferencia Patrimonio tradicional y contemporáneo de Chiloé, agregando el subtítulo La pérdida de la inocencia.
“Cuando, hace 37 años, llegamos a Chiloé, como arquitectos nos hicimos cargo de esa cultura. En ese entonces nos dijimos que para hacer arquitectura en Chiloé debíamos sustentar nuestra obra en lo pre-existente. Sin embargo, muchas de las cosas que se hacen hoy son una arquitectura completamente ajena, como misiles que le han caído a la isla, que están cambiando sustancialmente su cultura y su propio patrimonio”, sostuvo el profesional.
A su juicio, el “mercado feroz” en que está sumergido todo el país ha ido generando instancias que se mezclan con aspiraciones de modernidad de la gente. “El caso más terrible es el del mall donde, evidentemente, hay un deseo ciudadano de poder tener acceso a los productos del retail, productos de consumo y, frente a eso, las autoridades aceptan cualquier propuesta. El centro comercial de Castro se podría haber hecho perfectamente fuera de la ciudad. Si la gente de Chiloé viaja 4 horas para ir al mall de Puerto Montt, perfectamente podría viajar 15 a 20 minutos y haber tenido un centro comercial adecuado y a la escala del lugar”, dijo.
Para Rojas, construir el mall de Castro en pleno centro de la ciudad, y con las dimensiones acostumbradas de esas edificaciones, altera el patrimonio paisajístico, afectando la identidad y la escala del lugar. “En un sitio donde, históricamente, la iglesia siempre fue el edificio más importante de las ciudades, hoy esta aparece disminuida frente al impacto de estas megaconstrucciones, que se instalan sin ningún respeto por lo que es la tradición, la cultura, la identidad”, señaló.
Algo similar, sostuvo, ocurre con el puente de Chacao. “También es una propuesta que viene de afuera, que no tiene que ver necesariamente con la aspiración de los chilotes. Para ellos lo que se busca es interconectividad interior, que se pueda ir de una a otra isla, más que poner este cordón umbilical que la ligue al país. Ello hará que pierda ese encanto que significa ir a una isla, perdiendo esa condición de identidad tan importante”, señaló.
Es por eso que el arquitecto sostuvo que, de algún modo, ese Chiloé vernáculo, tradicional, arcaico, que tiene sus propios códigos culturales, ha perdido hoy la inocencia debido al impacto de las inmobiliarias y lo que significa, también, el aeropuerto de Castro que ya comunica a Chiloé con el mundo. Por lo tanto, dijo, se vienen grandes transformaciones.
No obstante, su mirada no es tan pesimista. “Creo que no es un proceso irreversible. La fuerza de la cultura es tremenda, muy fuerte. Lo que es irreversible son los edificios en sí mismo, el impacto, la dimensión de estas megaconstrucciones. No obstante, soy un convencido de que estamos frente a una cultura que tiene una capacidad de ajuste a las nuevas realidades, sin perder su identidad. Cada vez es más difícil, pero no me cabe duda de que siempre habrá una vuelta de tuerca que reconoce y recoge los elementos que le sirven, desechando otros y manteniendo mucho de los códigos culturales propios del ADN de esta cultura y que busca proyectarse en el tiempo”, concluyó.