El
reciente martes 29 se inició la XXIX° versión de la Copa América. Con los invitados
especiales Japón y México, el más importante torneo sudamericano de fútbol estará
caracterizado por las importantes ausencias que diezman las selecciones nacionales.
Chile irá con equipo casi completo. Su participación en el mundial de
Francia, y la presencia de la temida dupla Zamorano - Salas, lo han hecho ser considerado
como uno de los favoritos para el título. Sin embargo, ¿nuestra selección va realmente
por obtener nuestra primera Copa América?
El entrenador Nelson Acosta manifestó meses atrás, poco
después de reasumir sus funciones como director técnico de la roja, que el objetivo de
nuestra selección en la Copa América Paraguay '99 sería conseguir el primer lugar. A
nivel sudamericano la prensa destaca la potencia ofensiva del cuadro nacional, su
experiencia mundialista como factor a considerar a la hora de enfrentarse con otros
rivales. Se le da incluso como favorita, casi al nivel de los poderosos Brasil y
Argentina, siempre animadores de cualquier competencia.
Pero aquí en Chile, pese al optimismo de Acosta y
del plantel, pocos dan crédito a que nuestro representativo obtenga el esquivo
trofeo. "Chaqueteros" dirán algunos; sin embargo, no se puede dejar de
reconocer que las últimas actuaciones de la selección en sus encuentros preparatorios
dejaron una sensación más que negativa en el hincha y en el periodismo deportivo.
En primer lugar, más allá de los resultados
obtenidos en dichos encuentros, el cuadro nacional mostró graves falencias defensivas,
que ni el conservador esquema de Acosta (un 3-5-2, que en realidad es un 5-3-2) con sólo un volante creativo
logró solucionar. Pero lo más preocupante es que el ataque chileno se encuentra
totalmente circunscrito a lo que Zamorano y Salas puedan hacer individualmente. Chile no
es cuadro colectivo. Si bien, es posible aprovechar como una ventaja el que los defensas
rivales se preocupen demasiado de la dupla SA-ZA (como algún inteligente periodista
santiaguino los bautizó copiando lo de Romario-Ronaldo, y que actualmente se ha
degenerado hasta en Ru-Ru ), en la práctica se aprovechan muy poco dichas alternativas.
Los laterales volantes jamás logran linea de fondo, y los volantes ofensivos pecan de
"comilones". Al parecer, y por lo mostrado especialmente ante Ecuador, el arma
más peligrosa que posee Chile es el contraataque, fundado en una defensa que causa más
de algún sobresalto... en nuestra propia portería.
Sin embargo, no se puede exigir demasiado a una
selección cuya epidemia de lesionados fue la tónica de su preparación. No se ha contado
con un plantel estable, y aunque si bien en la práctica todos sabemos quiénes
terminarán jugando, tampoco han podido lograr nivel competitivo, enfrentando a rivales
como Guatemala, Estados Unidos, Costa Rica, Ecuador y Bolivia, que sin menospreciar, no
son los más adecuados si se busca como objetivo el primer puesto. En esto, una gran
responsabilidad cae sobre el técnico y los dirigentes, que rechazaron invitaciones de equipos como Holanda para servir de sparring
(¡vaya sparring!). Si queremos ser grandes, debemos ganarle a los grandes...
El plantel chileno abandonó el país rumbo a Foz de
Iguazú (Brasil), su lugar de concentración, en compañía sólo de los periodistas. Muy
pocos hinchas los despidieron en el aeropuerto. Según parece, pocos creen eso de "ir
por la Copa". Es bueno fijarse metas altas, eso es lo positivo de la intención de
Acosta y de los jugadores al querer ganar la Copa América. Sería ilógico, aunque
siempre ha ocurrido con el deporte chileno salvo contadas excepciones, concurrir a un
evento de esta naturaleza con la intención de sólo participar. ¡Bien por ellos, bien
por nosotros, si por fin nos quedamos con un campeonato sudamericano! (algo desvirtuado,
pero básicamente sudamericano) Pero si esa es nuestra meta, preparémonos
adecuadamente, no demos excusas baratas como las del entrenador nacional tras el empate
con Ecuador, en orden del "estamos bien, tenemos todavía mucho tiempo" (a una
semana del partido debut), o " lo que pasa es que ellos se vinieron a defender",
cuando en realidad el empate fue más positivo para Chile que para los del Guayas.
De lo contrario, es crear falsas expectivas. No me refiero a no tener ilusiones. Es algo que jamás se debe desechar. Sin
embargo, las expectivas deben tener un fundamento, un trabajo serio, metódico y al nivel
de lo que se quiere lograr.
Chile no ganó ningún partido en el extranjero en
las eliminatorias, tampoco en el mundial. Es de esperar que la situación se revierta, y
así como somos tan fuertes en en el Estadio Nacional, en un futuro logremos conseguir
algo más que el punto o la mínima derrota fuera de casa. Ojalá que Paraguay '99 (la
última Copa América del siglo, dirá algún majadero) sea la ocasión. Ojalá que la
traigamos a casa. Como señaló Zamorano, al conversar con la prensa (tras algunas
preguntas sobre el affaire Campos), en el Aeropuerto Internacional de Santiago:
"Por supuesto que tenemos la intención de ganar la copa. Ahora, que la vayamos a
conseguir es otra historia, pero al menos lo vamos a intentar".
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