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     Aldea         Comentario        El Profe

                                                

Aldea

Los integrantes de Aldea Periodismo deseamos aprovechar esta sección para referirnos a ciertos temas con los que nos sentimos moralmente comprometidos.

En primer lugar, deseamos manifestar nuestras más sinceras condolencias a la familia y compañeros del estudiante de la Universidad de Tarapacá , Daniel Menco, fallecido durante las manifestaciones estudiantiles ocurridas hace algunas semanas. Creemos urgente la investigación exhaustiva de los acontecimientos, por parte de las autoridades pertinentes, con el fin de encontrar y condenar a los responsables, quien quiera que éstos sean.

En segundo lugar, y así como estamos en contra de toda acción violenta por parte de civiles para manifestar su descontento, condenamos el que Carabineros haya entrado al Campus de nuestra Universidad, la semana pasada, alterando la paz, armonía y tranquilidad que siempre lo ha caracterizado.

Tercero,  y en nuestra calidad de estudiantes de periodismo, queremos manifestarnos en contra de la prohibición que se realizó a "el libro negro de la justicia chilena", ocurrido meses atrás. Aunque lo hagamos con bastante atraso, queremos entregar nuestro apoyo a la periodista Alejandra Matus, ya que con esto se está  atropellando a la libertad de expresión, algo inherente al trabajo periodístico.

Finalmente, queremos aprovechar este espacio para realizar una fe de erratas.

Aldea Periodismo ha decidido exigir identificación completa a las personas que escriban solamente en la sección A Mandíbula Batiente de nuestra revista electrónica.

Todos los que deseen enviar sus escritos a secciones como Activa Tu Neurona, Con Tinta en las Venas o Minuto de Confianza, pueden firmarlos con seudónimos, e-mail o sencillamente el nombre. Solicitamos, entonces, la máxima responsabilidad y compromiso al momento de firmar sus opiniones.

Aldea Periodismo

   

 

cuento.gif (20400 bytes)cOMENTARIO

    Miércoles 19 de mayo de 1999. Con espanto observo desde las ventanas del 2° piso de la Biblioteca de la Universidad cómo las fuerzas de orden atropellan mi casa de estudios.

    Bombas lacrimógenas por todo el campus, estudiantes corriendo, aire irrespirable, según los noticieros la situación se repite a lo largo del país.

    Esa misma noche, en Arica, un estudiante de la Universidad de Tarapacá recibe un "balín" en su cabeza que lo deja en estado vegetal, su muerte es inminente.

    Sin duda, este joven, Daniel Menco, fue el más perjudicado. Su muerte quedará grabada en las memorias de todos los estudiantes que más de una vez hemos marchado y gritado por las calles de nuestras ciudades reclamando por lo que creemos justo. Así como él, pudo haber sido cualquiera.

     Día a día se derrumba la imagen utópica de democracia que habíamos creado en nuestras mentes, quienes no la conocíamos. Quizá en ningún lugar del mundo exista un sistema infalible y quienes lo habitamos podremos aguantar ciertas imperfecciones, pero nunca aceptar que quienes tienen el deber de protegernos nos traten como al enemigo.

    Ése balín no era de goma, y Daniel Menco no era un delincuente, era uno de nosotros, de los que ese día marchamos por nuestro derecho a la educación.

    Ojalá hoy pudiéramos recuperar su derecho a la vida.

Carla Julieta Estrada Jopia
Cuarto año de Periodismo

 

penicon.gif (928 bytes)penicon.gif (928 bytes)     El Profe

ALGUNA VEZ FUIMOS JÓVENES

 Que alguna vez fuimos jóvenes es cierto. Y tan evidente es que de aquellos años de aprendizajes acelerados hoy afloran en nuestro comportamiento virtudes, obsesiones y debilidades.

Los muchachos de entonces recordamos hechos cruciales en nuestras vidas ¿Cómo no recordar mayo del ’68 en Europa; año ’67 en nuestro país?; ¡Woodstock! en la misma época. Todos estos hechos fueron referentes para estos jóvenes de distintas razas, lenguas e ideologías, pero ¿qué tenían en común?. Todos manifestaban su rechazo e inconformismo frente al orden social establecido; tenían la esperanza de un mundo más justo y solidario; su voz fue un grito de alerta sobre los obstáculos que impedían una convivencia social armoniosa; pedían que se los escuchara.

¿Dónde están los muchachos de ayer? Aquellos contestatarios, impulsivos, irreverentes, bohemios, audaces guerreros urbanos. Es posible que hoy sean y es lo más seguro, excelentes padres de familia, exitosos ejecutivos, prestigiosos profesionales y académicos, líderes políticos. Y justamente desde esas miradas a veces emergen voces para descalificar el actuar juvenil. A menudo escuchamos sostener que hay que neutralizar el accionar de los jóvenes con actividades de ocio como son las videoculturas creando mundos de burbujas aislados de la realidad social; o bien, con el fútbol, "pasión de multitudes" creemos acallar el malestar y desviamos su atención.

¿A qué se debe esta actitud? ¿no será que hemos perdido el rumbo de lo que significa en realidad educar y hemos confundido nuestro quehacer con una mera escolarización? La educación se diferencia de la escolaridad en esencia, porque la primera dura toda la vida. Y aquellos que nos dedicamos a esta labor sabemos que es importante y que en ningún caso es neutra.

Esta actividad inherente a la condición social del ser humano es un proceso y no debe ser entendido como un fin. Significa enseñar desde y para las prácticas de no violencia. Dicho de otra manera, implica integrar al joven al compromiso de alejar el peligro de las guerras; implica fomentar la vivencia de la colaboración y la fraternidad; implica hacerse cargo de los problemas sociales que existen en sus países y contribuir solidariamente a mitigar la pobreza e indigencia en que viven grandes sectores poblacionales.

Debemos aceptar que el conflicto existe y es inherente a las personas, y además un componente básico de la convivencia social. En consecuencia ¿sabemos enfrentar un conflicto? ¿sabemos resolver conflictos? ¿estamos preparando a los jóvenes para enfrentar conflictos?. Definitivamente no. Afirmo que no. En primer lugar, porque al conflicto le damos una connotación negativa y siempre lo asociamos a grupos violentistas y resentidos; en segundo lugar, porque en el momento que entramos en un conflicto queda en evidencia el afán de ganar al otro; deja en evidencia nuestro poder, en definitiva, deja en claro la descalificación del otro; la ausencia del otro.

Desde mi perspectiva, pienso que el conflicto es positivo y necesario tanto para el crecimiento persona como social. Asumirlo es una tarea urgente para mejorar la convivencia entre las personas y de la sociedad en su totalidad. En este sentido una sociedad que se jacte de no tener conflictos es insana como cualquier persona y conduce a prácticas de vida que lo único que fomenta es la violencia expresada por ejemplo, en el autoritarismo, el etnocentrismo, el racismo, etc. Formas de vidas que todos repudiamos, basta recordar la situación del los Balcanes.

Si queremos educar para la paz, es necesario asumir el conflicto, pues en definitiva es el único camino que nos permite convivir en forma armoniosa y generar cambios a largo plazo con la participación de todos los actores sociales. Lo anterior implica enseñar que toda relación humana se negocia, se transa, pues al menos dos se necesitan para dialogar e intercambiar experiencias y llegar a un acuerdo; y también que se requiere la voluntad de aceptar y respetar la opinión divergente; necesaria para desterrar cualquier indicio de egoísmo.

El transcurso de la historia nos advierte que los jóvenes de hoy no lo serán eternamente.

A los melenudos, los rockeros, los integrantes de barras, los bohemios los sorprenderá el próximo milenio como testigos de otras generaciones y seguro que éstas serán igual de rebeldes.

No nos olvidemos, los muchachos de ayer, que lo que hacen lo jóvenes de hoy no es más que aplicar lo que los grandes maestros, a través de la historia, han enseñado en abstracto, esto es, enunciar los grandes valores de la cultura occidental. Estos jóvenes no ven el motivo por el cual esas ideas no pueden pasar a la práctica.

Eso es lo que hacen.

Elizabeth Parra O.
Docente de la asignatura Teoría de Comunicación III
Carrera de Periodismo

               Aldea Periodismo invita a nuestros lectores a escribir para esta sección

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