El académico de la Facultad de Ingeniería Agrícola de la Universidad de Concepción (FIA UdeC), Dr. José Luis Arumí, está participando como asesor de un proyecto de recarga artificial de aguas subterráneas en la cuenca del río Copiapó, iniciativa que es parte del Programa de Difusión Tecnológica (PDT) "Mejoramiento tecnológico en gestión hídrica para usuarios de la Comunidad de Aguas Subterráneas de Copiapó (Casub)", que es ejecutado por la University of California-Davis Chile Life Sciences Innovation Center con financiamiento de Corfo.

Según explicó el investigador, "el proyecto busca generar métodos para recargar aguas subterráneas con el fin de asegurar que haya agua en la cuenca", iniciativa que surgió a partir del interés de los
propios regantes, quienes apoyados por UC Davis Chile presentaron la idea a Corfo.

"No se trata de una tecnología cara, son proyectos rentables, económicos, que están al alcance de los agricultores, y en el fondo, lo que se obtiene de esto, desde la visión de la Dirección General de
Aguas, es asegurar los derechos existentes, lo que hoy no es posible debido a que los acuíferos se han deprimido: hay menos recarga natural, porque hay menos lluvias", añadió el académico del Departamento de Recursos Hídricos.

El Dr. Arumí destacó que con esta iniciativa también se busca reducir la conflictividad en el territorio, asegurando que la gente que ya está usando aguas subterráneas pueda tener más reservas. Comentó que hace algunos años, la cuenca del Copiapó hizo noticia porque hubo conflictos en torno al uso del recurso; "hoy en día no hace noticia, porque hay gente que se ha dedicado a trabajar organizadamente para resolver esos conflictos".

Recordó que "cuando se posibilitó la implementación de recarga artificial en la modificación al Código de Aguas de 2005, se pensó para que los privados infiltraran agua y así pudieran usarla ellos mismos posteriormente, generando derechos provisionales. El gran problema es que eso no ha funcionado, porque los acuíferos son tan heterogéneos y conocemos tan poco cómo funcionan, que es muy difícil saber realmente cuánta agua se puede ocupar, entonces, el nivel de riesgo que tienen los privados es muy alto". Para un regante de manera individual, dicha inversión no necesariamente le asegura abastecimiento, porque el recurso bien podría ser usado por un vecino que extrae desde el mismo acuífero. Sin embargo, planteó que, desde el punto de vista público, de la comunidad de regantes, sí es rentable hacerlo.

El profesional tiene la misión de inspeccionar la construcción del sistema y evaluar si es replicable por parte de los agricultores de cualquier cuenca. "La idea es mejorarlo para hacerlo más aplicable y
que lo puedan construir los propios agricultores, tanto de Copiapó como de otras cuencas", sostuvo.

El proyecto, que comenzó a ejecutarse a mediados del año pasado y concluirá en agosto de 2019, considera la construcción de dos zanjas de infiltración de carácter piloto en dos puntos que reúnen las
condiciones, como por ejemplo, que exista espacio y que el suelo sea permeable. "Esta solución permite que los agricultores usen sus excedentes de aguas para almacenarlos en el acuífero", subrayó el Dr. Arumí, precisando que se trata de agua de canales. "En Copiapó la gente riega por turno, entonces, de repente les sobra agua y la tienen que devolver al río, pero con este mecanismo, ellos podrán infiltrar todo el año", puntualizó.

Planteó que "la idea es que cada agricultor pueda construir su dispositivo e ir infiltrando, manteniendo la humedad en el suelo", porque el proyecto considera también capacitar a los regantes y la elaboración de un manual de usuario, lo que permitirá también que la Comisión Nacional de Riego (CNR), por ejemplo, pueda adoptarlo como una de las obras que se puedan subsidiar. De hecho, el académico manifestó que "la CNR está muy interesada en financiar proyectos de recarga, pero no tienen mucho éxito, porque la gente no sabe qué hacer, entonces, esta es una alternativa", sentenció.