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Comunidad científica de la UdeC abordó creación del Ministerio de Ciencia y Tecnología

El pasado 31 de mayo, la Cámara de Diputados aprobó de manera unánime el proyecto de ley que crea el Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación. La aprobación en el último trámite legislativo deja a esta iniciativa a la espera de la promulgación presidencial para su puesta en marcha oficial.

La comunidad científica nacional ha aprobado mayoritariamente la creación del Ministerio, destacando que por fin se genera una institucionalidad formal para la ciencia y la tecnología en Chile, sin embargo, han pedido que se defina con mayor claridad el rol que asumirá el estado en estas materias.

Para la Vicerrectora de Investigación y Desarrollo de la Universidad de Concepción, Dra. Andrea Rodríguez Tastets, “era necesario tener un Ministerio de Ciencia y Tecnología que permita definir estrategias generales en torno a la forma en que se va a apoyar e incentivar la ciencia y el desarrollo tecnológico en el país. Nos ponemos a la altura de otros países en los cuales el desarrollo científico y de innovación en tecnología son un capital que se fomenta a través del estado para el desarrollo de un país”.

La Dra. Rodríguez insistió en que el Ministerio deberá cumplir un rol aglutinador. “Actualmente Conicyt depende del Ministerio de Educación, con todos los problemas que tienen en este ministerio, qué relevancia tiene Conicyt, estábamos supeditados a una lista de otras prioridades en el mineduc, no existía un par que pudiera discutir de ciencia y tecnología en forma estratégica y eso era fundamental. Teníamos, por un lado, Conicyt a través de sus proyectos, el financiamiento, sus programas; pero por otro lado, también tenías el apoyo para el desarrollo e innovación a través de Corfo, del Ministerio de Economía con los proyectos milenio. El ministerio posiciona el desarrollo científico y tecnológico al nivel que corresponde en un estado”, sostuvo.

Consultada sobre qué orientaciones debería tener el Ministerio, si debe tomar en cuenta las realidades particulares de las regiones, en pos de la descentralización, la académica indicó que la ley define la creación, en primera instancia, de cinco seremías y que se espera que en diez años puedan existir en las dieciséis regiones. “La ley en si misma establece un aspecto de descentralización que anteriormente solo se daba a través de estos pequeños programas a nivel e gobierno regional para hacer ciertos proyectos de innovación de forma descentralizada, entonces creo que aporta en ese aspecto. Creo que hay que e escuchar a las regiones en su individualidad y probablemente tener ciertos programas dirigidos a ciertas áreas temáticas que son de mayor influencia temática, pero esto tiene que contribuir también a una mirada global. Hay que combinar estas dos cosas, no las veo exclusivas”, destacó.

Respecto a las primeras medidas, afirmó que es necesario “definir lineamientos respecto a qué tipo de apoyo científico queremos dar, una planificación a corto y mediano plazo en términos de cómo se va a apoyar la innovación y la transferencia de conocimiento al sector con impacto en la sociedad. Existen otros aspectos que en la ley pueden ser mejorables”.

Con este objetivo, detalló la Vicerrectora, las universidades del Cruch esperan participar de la discusión en torno a cómo implementar esta nueva institucionalidad, especialmente en aspectos que les parecen preocupantes. Este aspecto se relaciona con la carta publicada en El Mercurio el domingo 3 de junio y escrita por los vicerrectores del Cruch, quienes plantean sus reparos al artículo Nº9 de la ley, sobre propiedad industrial, que obliga a los investigadores o instituciones a restituir el 100% de los fondos asignados y una suma adicional equivalente al 5% de los ingresos obtenidos, así como el derecho a uso por parte del estado a través de una licencia no exclusiva, intransferible e irrevocable.

“La carta tenía como fin principalmente no opacar el hecho de que el ministerio salga a luz, sino que llamar la atención respecto a ciertos aspectos que ojalá sean considerados cuando se haga el reglamento. Hay aspectos relacionados a qué quiere hacer el Estado en su rol de subvencionar o prestar dinero para el desarrollo de innovación, que hay que ir analizando y que deben ser discutidos”, sostuvo.

Respecto al articulo particular, explicó que “se refiere esencialmente a los proyectos Fondecyt, que alguien podría pensar que no tienen mucho impacto, pero la estadística dice que de los 16 mil proyectos, solamente 32 han tenido que devolver el dinero. Actualmente Fondecyt dice que si patentas tienes que devolver los dineros del estado, el articulo que están proponiendo ahora dice que si patentas no tienes que devolver, pero que si licencias la patente tienes que devolver todos los recursos, además del 5% de los ingresos. Esos temas son discutibles, porque tienen un problema práctico, el hecho de que cualquier patente es el producto de una secuencia de proyectos y no de un proyecto particular. Lo otro es saber si se quiere o no se quiere fomentar la transferencia tecnológica y la innovación, ¿el Estado es un prestamista que quiere recuperar o realmente subvenciona (la ciencia) como subvenciona otros aspectos de la sociedad para el desarrollo del país?”.

En esta línea, profundizó, “el argumento simplista es ‘si el estado da plata queremos recuperar’. Si, pero el estado recupera de otra forma, entonces hay que pensar que el movimiento económico de un país, el desarrollo, genera muchas formas a través de las que recupera el estado, generación de empleo, transferencia tecnológica, muchos aspectos que hay que analizar en torno a cuál es el rol que tiene que cumplir el estado en términos de potenciar el desarrollo tecnológico y las transferencia de conocimiento”.

Finalmente, a propósito del debate en torno a los criterios (políticos, científicos o económicos) que deben predominar en esta institucionalidad, la Vicerrectora aseguró que “es una pregunta difícil, porque efectivamente hay diferentes perfiles, en los comités asesores tienen que haber personas que muestren las distintas dimensiones que tienen que ver con el desarrollo científico tecnológico. Creo que un país necesita ciencia pero también necesita transferencia de conocimiento, es una combinación que es difícil a veces lograr, en particular porque muchas veces la ciencia no se puede medir con indicadores a corto plazo. Hay que lograr un buen balance, somos un país de escasos recursos y lo que nosotros queremos hacer es potenciar investigación con impacto”.

Desde las aulas y los laboratorios
Académicas y académicos de la Universidad comparten esta visión, destacando la importancia de la creación del Ministerio, pero pidiendo claridad en torno al enfoque que se le dará a la ciencia en el país.

La Dra. María Inés Barría, investigadora del Departamento de Microbiología, sostuvo que un ministerio “permite generar la institucionalidad que impulse la ciencia y la tecnología en el país, sin embargo debe ir acompañada de recursos, ya que sera muy difícil producir un impacto real si se sigue con el presupuesto actual, el cual es uno de los más bajos de la Ocde”. Para la investigadora, “debemos como sociedad hacer un esfuerzo e ir incrementando gradualmente el gasto en I+D si queremos avanzar hacia una sociedad desarrollada que genere conocimiento científico y tecnológico y que genere un beneficio para la sociedad. Debe existir un aporte del estado pero también crear incentivos para que los privados aporten al desarrollo de esta área”.

La Dra. Barría resaltó la necesidad que una política de ciencia a nivel país considere las distintas realidades. “Santiago no puede seguir siendo Chile; por ejemplo deben generarse Centros de Investigación en regiones del país para impulsarlas, esto sería de gran beneficio para el desarrollo científico regional y para captar capital humano avanzado”, sostuvo, junto con agregar que “como mujer científica, además me doy cuenta que aunque se ha avanzado; todavía faltan políticas en el caso de las mujeres que tienen hijos, personal de apoyo en los proyectos, etcétera”.

En tanto, la Dra. Alejandra Brito, profesora de los Departamentos de Sociología y de Historia, señaló que es fundamental que los lineamientos para el desarrollo de la ciencia en Chile no olviden a las áreas vinculadas a las humanidades.

“Creo que la historia es una ciencia social, en tanto historiadora me defino como científica social. Desde esta perspectiva, creo que las ciencias sociales, las humanidades y las artes han tenido siempre menores recursos y se le ha dado menos relevancia, es por ello que uno podría esperar que una nueva institucionalidad cambie esta visión. Sin embargo, la ley que crea el Ministerio no cambia de manera sustancial la institucionalidad, por lo que hace difícil pensar que estas áreas del conocimiento tengan más reconocimiento”, afirmó.

En esta línea, recalcó la importancia de que “un país defina líneas prioritarias de investigación científica, que fomenten el desarrollo, pero lo peligroso de estas miradas es que pueden llegar a ser excesivamente pragmáticas e inmediatistas, afianzando miradas tecnocráticas del saber. Esto podría dejar fuera áreas de conocimiento que no reditan directamente al desarrollo económico y/o al fomento productivo, pero que sin embargo, son esenciales para la construcción de un pensamiento crítico y generador de capacidades y competencias para una convivencia más democrática y por lo tanto más tolerante con las múltiples diferencias con las cuales convivimos. Esto es lo que aportan disciplinas como la historia, la filosofía, la ciencia política, la sociología, etcétera”.

Una visión similar planteó el académico del Departamento de Historia, Dr. Danny Monsalvez, quien en primer lugar hizo hincapié en “una cosa que puede ser un formalismo pero puede ser algo más de fondo, que cuando se habla de ciencia se circunscribe al área de las llamadas ciencias duras, como química o biología, y no se engloba o no se alude al área de las ciencias sociales en ese campo, y creo que hay un tema de vocabulario que hay que señalar, que cuando hablamos de ciencias hablamos de la totalidad y no sólo las ciencias duras”.

En segundo término, agregó, está “el papel que van a tener las humanidades y las ciencias sociales en el nuevo ministerio, y vemos ahí una falta de debate, ya que las disciplinas nuestras siempre han asumido un segundo lugar, y que no ha existido suficiente fuerza para colocar en el tapete de discusión la importancia de las humanidades, y que si el ministerio será una institucionalidad que va a tratar de ordenar ciertas cosas pero será una especie de elefante blanco. En otras palabras, se va a crear una instancia institucional o estatal para seguir administrando pobreza, y por las conversaciones informales que he tenido, el temor que hay es efectivamente este. Nadie está en contra de la institucionalidad, pero si vas a crear una instancia con los mismos recursos que ya tiene, te preguntas cual es el cambio de fondo realmente”

Para la Dra. Carolina Rojas, investigadora del Centro de Desarrollo Urbano Sustentable –iniciativa que se realiza la UdeC en conjunto con la Universidad Católica– e investigadora principal en el proyecto “Efectos de la Urbanización en la conservación de la Biodiversidad de Humedales Costeros”, también es importante que el nuevo ministerio considere a las Ciencias Sociales a la misma altura que las demás disciplinas. “Nuestro conocimiento es para el bienestar de las personas, para tener mejores ciudades. Mucha de nuestra ciencia no se hace en el laboratorio”. Por las características de su área de trabajo, indicó que sería una buena señal el que las Ciencias Sociales estén representadas en el comité asesor que apoyará las labores ministeriales.

Respecto a los cambios concretos que espera con la creación del ministerio, señaló que es importante “dar una sola institucionalidad al sistema, estaba muy disperso, sobre todo lo relacionado con la postulación a fondos. Que eso se concentre en un solo lugar facilita el trabajo”. De todas maneras, aseguró que es importante ver cómo evoluciona el financiamiento, así como los nuevos tipos de concursos que se puedan crear, para medir el impacto real de esta nueva institucionalidad.

Por su parte, Ricardo Demarco -astrofísico y Director interino del Departamento de Astronomía- señaló que ve como un buen augurio el hecho de que el desarrollo espacial del país se mencione en la ley. “Uno ve que Argentina y Brasil tienen su programa más o menos desarrollado, que trabajan con países como Estados Unidos y nosotros estamos recién debatiendo que vamos a hacer después de nuestro tercer satélite. Tenemos que empezar a plantear metas, aunque sean pequeñas, con la visión de ir creciendo a largo plazo para llegar a un nivel que permita competir con los vecinos en materia espacial”. Este desarrollo, explicó el académico, permitiría contar con una herramienta que sirve para áreas tan disímiles como defensa o agricultura, impactando directamente en la calidad de vida de las personas.

La tarea, planteó Demarco, debe realizarse pronto. Para Astronomía, en la próxima década, se espera que en Chile esté el 75% de la capacidad de observación del mundo. “Las oportunidades son insospechadas, pero necesitamos científicos preparados. Hay que invertir en su formación y desarrollo. Hoy existen limitantes de recursos y espero que el ministerio permita avanzar en el aumento de la inversión en ciencias”.

En tanto, el profesor Víctor Gallardo puso el acento en un tema que le preocupa. Gallardo es doctor en Biología, académico del Departamento de Oceanografía y reconocido a nivel mundial por su trabajo en el descubrimiento de mega bacterias marinas. Señaló que “en pocas palabras es una muy buena noticia. Ahora, si este Ministerio va a cumplir con las expectativas en el Chile de hoy, es mi preocupación. Esperemos que se establezcan mecanismos que impidan los malos hábitos que estamos viendo por todos lados en nuestro país, principalmente la corrupción”.

Asimismo, señaló que espera que el nuevo ministerio tenga “mecanismos que vigilen el éxito de los esfuerzos financieros invertidos en la creación de entes de investigación permanentes, por ejemplo Centros de investigación dentro de las Universidades, muy necesarios para el desarrollo de una capacidad nacional permanente y progresiva de hacer ciencia acoplada a la formación de nuevos científicos”.

Finalmente, el Dr. Rodrigo Abarca, académico del Departamento de Geofísica, insistió en la necesidad de aumentar los recursos destinados anualmente a la investigación. “Una de las razones por las que se fundó el Ministerio es que se espera que lleguemos en un par de años al 0,5% del PNB en investigación. Hoy en día estamos muy por debajo de la media del mundo, que en 2014 era del 2%, y muy por debajo de los países de la Ocde, que era el 2,2%; y si uno compara el PNB de Chile, que ahora es el 0,32%, estamos muy por debajo de Bielorrusia, Marruecos, Egipto, Túnez, Uganda invierten más en su PNB en Ciencia y Tecnología que Chile. En Corea del Sur tienes un país que pone el 4,3% de su PNB en investigación. Es una enormidad. Es 15 veces lo que pone Chile y les resultó. Cuando te compras un Samsung, dice que ese es el resultado de 4,35% de ingestión del Producto Nacional Bruto en un país pequeño”.