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UdeC recordó sesión del comité de ciudadanos que impulsó su creación y lanzó libro sobre actas fundacionales

Un sencillo cuaderno de actas -forrado en papel- resume los primeros 20 años de vida de la UdeC, a partir de la histórica reunión inaugural del Comité Pro Universidad y Hospital Clínico, celebrada el 23 de marzo de 1917 por 80 ciudadanos penquistas y de otras localidades, reconocidos como los fundadores de la institución.

El documento llegó hace unos años a manos del Rector Lavanchy, quien además de pensarlo como un símbolo de continuidad del gobierno universitario, entre los sucesivos rectores, lo entregó a los historiadores Sergio Carrasco y Armando Cartes, para su estudio.

Así nació el libro Actas Fundacionales. Universidad de Concepción (1917-1937), realizado por los historiadores Sergio Carrasco y Armando Cartes, cuyo lanzamiento se efectuó en un acto dedicado a recordar la primera sesión del Comité y que marca el inicio de las celebraciones en torno al centenario de la institución.

La actividad contó con la presencia de representantes de diversas instituciones públicas, autoridades y directivos universitarios, y un grupo de 50 descendientes de los fundadores.

El Rector Sergio Lavanchy recordó que la reunión del 23 de marzo, realizada en el Palacio Consistorial de la ciudad, tuvo como propósito “profundizar en la idea de poder hacer realidad el idealista sueño de dotar a la ciudad de Concepción de una universidad y un hospital clínico; anhelo de muchos años, que ya empezaba a tomar forma a inicios de 1917”.

Esta fue la primera sesión de la que se dejó registro en acta y en ella -recordó la autoridad- ocurrieron dos hechos trascendentales en la vida de la UdeC. “En primer lugar, se deja formalmente establecido el sentido y propósito de este magno proyecto y, segundo, se toma la decisión de nombrar presidente del Comité Pro Universidad y Hospital Clínico a Don Enrique Molina Garmendia, quien era entonces Rector del Liceo de Hombres de Concepción. Este Comité sería el responsable de llevar a cabo todas las acciones que fuesen necesarias para llegar a materializar tan visionario anhelo”, detalló.

Esta fue la génesis de la Universidad que nació jurídicamente el 14 de mayo de 1920, con el Decreto Supremo 1038 del Ministerio de Justicia, bajo la presidencia de Juan Luis Sanfuentes, pero que había comenzado sus clases el 17 de marzo del año anterior, con cuatro carreras.

“La UdeC así creada, durante estos 98 años de existencia se ha propuesto aportar al desarrollo del país y las personas, compartiendo el conocimiento y poniendo a disposición de sus estudiantes, académicos, trabajadores universitarios y la comunidad toda, su valioso patrimonio representado tanto por sus campus, provistos de hermosos parques, como por sus estudiantes y trabajadores; sus edificios y equipamiento, sus laboratorios, bibliotecas, colecciones científicas, plásticas y culturales, su producción académica, medios de comunicación y otros bienes que la conforman”, dijo el Rector.

Además de recordar la obtención del reconocimiento como Monumento Histórico Nacional y de la acreditación institucional máxima, el Rector afirmó enfáticamente que la casa de estudios “ha mantenido inalterable la fidelidad a los principios que inspiraron a sus fundadores hace ya casi 100 años, cuando recién se gestaba la iniciativa de crear esta, nuestra Universidad de Concepción”.

Por otro lado, señaló que el lanzamiento del libro es también “una oportunidad para manifestar nuestro recuerdo y merecido homenaje a los ciudadanos de Concepción y de localidades vecinas, que se unieron en torno a esta loable iniciativa de instalar en el sur de Chile una universidad al servicio de la región, el país y de sus habitantes. En ellos simbolizamos nuestro permanente y renovado reconocimiento”.

Los 80 fundadores

En su intervención, el académico Sergio Carrasco comentó detalles del proyecto de edición del texto, destacando la riqueza de la información contenida en las actas, sobre todo respecto “a la personalidad y obra de quienes fueron nuestros fundadores (…) las 80 personas que asistieron a la sesión fundacional del 23 de marzo”.

El académico expresó que una gran mayoría de ellos cayeron “en una desgraciada situación de olvido”, lo que fue posible subsanar a través de la investigación, que permitió elaborar un semblante de 76 de los 80 fundadores.

El análisis de estas personalidades, según el académico, permite “confirmar que hace un siglo no existía el agobiante centralismo de los tiempos presentes”, lo que ejemplificó a través de la procedencia de los fundadores: ya que solo 27 eran de Concepción y el resto de otras 20 ciudades, incluidas dos localidades de España.

Carrasco señaló que al observar las profesiones “se vuelve a apreciar la diversidad de los hombres unidos en el proyecto de dotar a Concepción de una universidad”, demuestra “lo transversal del espíritu universitario”. Abogados, médicos, representantes de los gremios de artesanos y mutualistas; educadores, parlamentarios, alcaldes, agricultores, agrónomos, periodistas, empleados públicos, sacerdotes, filósofos, ingenieros, así como poetas, empresarios, arquitectos, escritores, comerciantes, científicos y un marino eran parte de este grupo, cuyas edades fluctuaban entre los 22 y los 69 años, y que pertenecían a instituciones locales tan variadas como la Orden Masónica, la Iglesia Católica, el Poder Judicial y la Administración Pública.

De acuerdo al académico, estos datos muestran que los fundadores, “eran de diferentes edades, diferentes procedencias y disimiles ocupaciones; o sea, en esa reunión estuvo la sociedad entera del Concepción de antaño”, indicó, a la vez que destacó la presencia de los descendientes de los fundadores en el acto. “En ellos están la sangre, la carne y los huesos de esos hombres beneméritos”, afirmó.

Otros aspecto que relevó el investigador fue la extensión territorial de la nueva universidad. “Fueron prudentes los fundadores, porque nunca la definieron como competitiva ni como sucursal de la Universidad de Chile ni la Católica, en Santiago (…) Por el contrario, siempre se le concibió enmarcada por los vastos límites de la antigua Provincia de Concepción, la metrópoli del sur; o sea desde el Maule hasta el finis terrae. Con ello quiero decir que se evitó ponerse en contradicción con la influencia de Santiago, porque debe consignarse como verdad histórica que desde allí surgieron voces, algunas de ellas importantes, en contrario al nacimiento de una universidad en el sur”, expuso.

También entregó detalles de la precaria situación financiera de los primeros años y los aportes recibidos de distintas municipalidades, desde las más pequeñas a las más grandes, resaltando las contribuciones sostenidas de los municipios de Concepción y Talcahuano y de entidades locales como el Cuerpo de Dentistas; así como la creación de sorteos y de la lotería -ambas ilegales, anotó- para conseguir recursos.

Cerrando su presentación, Sergio Carrasco aseveró que de entre los 80 fundadores, resaltan el Dr. Virginio Gómez González, “quien indujo la creación de la Universidad, uniéndola al proyecto de un nuevo hospital clínico para Concepción, y quien dispuso la apertura de la Universidad en 1919, a pesar de no contar con autorización para ello"; y Enrique Molina Garmendia, quien en sus 35 años como Rector “hizo posible dirigir un proyecto coherente y sostenido de crecimiento”.

“Don Enrique y el Dr. Gómez fueron personas diferentes, en muchos aspectos, que incluso los separaron (…) En la diferencia, los grandes hombres de bien pueden discrepar, pero siempre se unen en la cumbre, en lo alto de la montaña y, para los dos, en la cumbre siempre estuvo la Universidad de Concepción”, afirmó.

Simbolizando el reconocimientos a esos 80 hombres que hace cien años soñaron la primera universidad fuera de Santiago, se entregó un ejemplar del libro a la sobrina-nieta del Dr. Virginio Gómez, Patricia Canales de la Jara.

Como descendiente de uno de los fundadores más reconocidos, Patricia se mostró emocionada por el acto y se manifestó estar orgullosa por ser parte de la ceremonia. Asimismo, comentó que su familia fue siempre cercana a la UdeC, “mi hermano estudió acá, el marido de mi prima también y por mucho tiempo gente nuestra vivió en la ciudad”.

También contó que el nombre de Virginio Gómez siempre estuvo presente en el círculo familiar. “Siempre se habló de él; mi abuela, que era su hermana, siempre nos habló de él, que era una persona muy exigente, una persona muy capaz, muy estricta y que siempre quería enseñar y que le gustaba que las personas aprendiera de todo; siempre estuvo presente en la familia nuestra el nombre de Virginio Gómez, siempre fue muy cercano”, indicó.