SUGERENCIAS PARA UN CAMBIO
EN LA ENSEÑANZA DE HABILIDADES CLÍNICAS A
LOS ESTUDIANTES DE MEDICINA: LA EXAMINACIÓN CLÍNICA REFLEXIVA
Autores:
Benbassat, Jochanan MD; Baumal, Reuben MD;
Heyman,
Samuel N. MD; Brezis, Mayer MD, MPH,
Academic Medicine. 80(12):1121-1126, December 2005
Revisor
:
Liliana
Ortiz M,
Dpto. Educación Médica, Facultad de Medicina, Universidad de
Concepción
Este artículo de revisión plantea una propuesta de innovación pedagógica
que permite mejorar el desarrollo de las habilidades clínicas en
estudiantes de medicina.
Los autores señalan que los
programas tradicionales de las asignaturas preclínicas promueven la
enseñanza de métodos para obtener y registrar síntomas y signos de
los pacientes, usando un formato rutinario (Anamnesis próxima y remota,
examen físico general y segmentario), que los estudiantes de medicina
ejecutan de manera mecánica, posponiendo el entrenamiento del
razonamiento de diagnóstico, hasta que han aprendido a realizar una
historia clínica completa.
Esta aseveración se basa en los resultados que este grupo de
investigadores ha obtenido al revisar la bibliografía recomendada para
las asignaturas preclínicas, las historias clínicas de los pacientes,
los informes de programas de enseñanza en Estados Unidos y por sus
propias observaciones en las instituciones donde desempeñan labores
docentes (Jerusalém y Toronto).
La enseñanza de la historia clínica en su formato tradicional resulta fácil
de enseñar, satisface al médico y al paciente y permite diagnosticar
entre un 5 y 10% de patologías que derivan de hallazgos del examen físico.
Sin embargo, pese a estas ventajas, numerosas publicaciones han reportado
deficiencias en el grado de desarrollo de las competencias clínicas de
los estudiantes, tales como la entrevista clínica y examen físico.
A pesar de esto, las prácticas docentes de la enseñanza preclínica se
han perpetuado por tres premisas imperantes:
-
El estudiante de medicina no puede utilizar las estrategias del experto
para realizar diagnósticos.
Los médicos experimentados emplean dos estrategias para la resolución
de problemas clínicos. La primera es el “patrón de
reconocimiento” de síntomas y signos frente a problemas de baja
complejidad. Es decir, la recuperación de las manifestaciones clínicas
asociadas a enfermedades frecuentes y conocidas, almacenadas en su
memoria.
En cambio, frente a los problemas de mayor complejidad,
recurren al “razonamiento hipotético-deductivo” de la
siguiente manera: el motivo de consulta del paciente y su relato
inicial permite formular varias hipótesis diagnósticas. Cada hipótesis
conduce el interrogatorio hacia la búsqueda de síntomas y signos
adicionales que permitan su comprobación mediante el examen físico
y exámenes complementarios. Si la hipótesis no concuerda con los
hallazgos clínicos, se consideran diagnósticos diferenciales,
hasta alcanzar una aproximación adecuada. A veces, puede ser
necesario consultar a otros profesionales o buscar información en
textos o bases de datos.
La utilización de una u
otra estrategia depende del grado de conocimiento y experiencia del
médico, que determinará su percepción de la complejidad del
problema. La experiencia aumenta el almacén de asociaciones de
manifestaciones y enfermedades en la memoria de un médico y la
calidad de su hipótesis de diagnóstico.
Sin embargo, la creencia que el uso de esta estrategia es
contingente a la experiencia es discutible, porque los estudiantes
son capaces de formular hipótesis frente a problemas difíciles,
que pueden abordar mediante un acercamiento deductivo con el
Aprendizaje Basado en Problemas. Por lo tanto, las intervenciones
pedagógicas que promueven el desarrollo de estrategias de
razonamiento clínico son factibles durante todas las etapas del
entrenamiento clínico, pues la mayoría de las situaciones se
presentarán como problemas difíciles para los estudiantes
inexpertos.
-
Los estudiantes pueden
mejorar sus habilidades clínicas e introducirse al razonamiento de
diagnóstico durante
sus rotaciones.
Los investigadores participan como docentes en programas preclínicos
en instituciones de Jerusalém y manifiestan justificadas dudas de
la validez de esta premisa.
El primer argumento se basa en la observación del exceso de trabajo
de los médicos instructores, hecho que dificulta la supervisión
adecuada de los estudiantes. Por otro lado, las habilidades de
entrevistar y examinar al paciente, en escasas ocasiones fueron el
tema previsto del programa de enseñanza en las rotaciones. Además,
la percepción de la importancia de estas habilidades es diferente
entre los encargados de
las rotaciones. Algunos pensaban que no era su responsabilidad
supervisar a estudiantes, pues
éstos examinaron a los pacientes durante toda la rotación, y con
eso sería suficiente.
Por su parte, los estudiantes tienen la sensación que el examen físico
de rutina no es
importante para el
cuidado del paciente, pero es un ritual consagrado que debe
realizarse obligatoriamente. Esto puede incitar a realizar un examen
precipitado, que incluso puede deteriorar la práctica. Además, la
expectativa de adquirir
las habilidades de diagnóstico y del razonamiento durante las
rotaciones no siempre se satisface.
-
Todos los pacientes esperan y consienten en la recolección rutinaria de
la historia y datos del examen físico.
La relación médico paciente paternalista ha sufrido cambios en los
últimos años, entre otras cosas, por la introducción de la Bioética
clínica. Actualmente el respeto por el principio de autonomía,
plantea la necesidad de considerar las expectativas del paciente
respecto de la atención sanitaria y las decisiones de éste, si
existe discrepancia en el valor de algunas opciones diagnósticas y
terapéuticas. En el Reino Unido, no todos los pacientes consienten
un examen físico completo. Por lo tanto, los estudiantes de
medicina y médicos deberán adecuar las estrategias para abordar a
los pacientes en la interacción clínica.
Los autores plantean que los estudiantes de medicina deben ser enseñados
a conducir la historia y el
examen físico de manera reflexiva y útil desde el principio de su
entrenamiento clínico. Para ello, proponen modificaciones en la enseñanza
de las habilidades clínicas, de acuerdo a tres posibles métodos:
-
Generación de hipótesis de
diagnóstico: enseñar a los estudiantes a evaluar
un problema clínico de la manera como los médicos abordan
cualquier problema desconocido o de mayor complejidad.
En este modelo, es
importante estimular a los estudiantes a formular hipótesis de
diagnóstico mientras realizan la anamnesis próxima del paciente, y
así, poder dirigirla hacia la búsqueda de datos relevantes, y
posteriormente realizar el examen físico de una manera reflexiva,
que confirme o refute estas hipótesis.
En un examen clínico (EC) reflexivo, “selectivo” o
“centrado” en el sistema que puede estar implicado en la
enfermedad del paciente, éste se examina en mayor detalle
que en un EC rutinario.
Por otro lado, los estudiantes deben establecer diferencias de los
contextos clínicos (pediátricos, adolescentes, adulto, adulto
mayor, geriátrico y embarazadas), sistematizando la atención del
paciente en los siguientes propósitos:
1.1. Detectar condiciones que requieren tratamiento
inmediato
1.2. Probar hipótesis de diagnóstico en pacientes con
motivos de consultas específicos
1.3. Búsqueda de signos de diagnóstico en pacientes
sin motivos de consultas específicos
1.4. Control de enfermedades conocidas y detección de
complicaciones
1.5. Promoción de la salud en pacientes asintomáticos.
En el futuro, los textos de semiología y los programas de enseñanza
deberían organizarse en secciones
para cada propósito y contexto clínico, en vez de por sistemas
anatómicos. Cada sección abordaría hipótesis de diagnóstico
(Ej: paciente con ascitis), proporcionando la información necesaria
para demostrar la probabilidad
de un diagnostico en un contexto dado, basados en hallazgos clínicos
sensibles y específicos.
La enseñanza del razonamiento de diagnóstico ofrece, además, la
oportunidad de introducir a los estudiantes a nociones de garantías
de calidad, errores médicos y tolerancia a la incertidumbre.
-
Aprendizaje de las
estrategias del experto: los programas de enseñanza de las habilidades clínicas deberían tener
como objetivo general el principio de “aprender las estrategias
del experto”, es decir, razonamiento clínico. Los programas
consistirían en prácticas supervisadas para cada uno de los
contextos clínicos. Estas serían ejecutadas durante las rotaciones
de los estudiantes en los departamentos clínicos relevantes (atención
primaria, medicina, pediatría, geriatría, obstetricia y ginecología,
etc.). La responsabilidad debe ser asumida por los encargados de
rotaciones, quienes no deben presumir que los estudiantes lograron
el dominio de habilidades relevantes durante una rotación clínica
anterior o durante su curso preclínico.
-
Consideración de las
expectativas de los pacientes: los autores proponen que se debe estimular a los
estudiantes a preguntar al paciente, antes de iniciar el examen físico,
“Cuáles son sus principales preocupaciones y qué espera de la
atención médica”. En otras palabras, el EC reflexivo se debe
dirigir no sólo por las hipótesis diagnósticas, sino también por
las expectativas del paciente.
Los estudiantes deben comunicarse con sus pacientes a través
del EC, y, si corresponde, explicar el propósito de éste y pedir
consentimiento para realizar cualquier parte del EC que puede
parecer no estar relacionado con el motivo de su consulta.
Estas modificaciones son congruentes con las tendencias actuales en la
educación médica que animan a una práctica reflexiva y a aprender a
resolver problemas. También introducen a los estudiantes de medicina en
los preceptos del razonamiento clínico. Los autores sugieren que el
desafío de los estudiantes para buscar resultados físicos específicos
puede aumentar la probabilidad de detectar resultados cuando están
presentes, y puede transformar la entrevista y el examen
físico del paciente, de actividades rutinarias a experiencias
intelectuales emocionantes.
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