El proceso educativo tiene que ver con la construcción de relatos. Estos relatos no son de un emisor a un receptor, como lo habría sido en las antiguas tribus donde los más ancianos relataban la historia a los más jóvenes, sino que es un relato que se construye en conjunto entre educandos y maestros. Ese es el relato que quisiéramos construir juntos a través de esta editorial.

Hace ya varios años, el entonces Decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Concepción, Doctor Raúl González Ramos, propuso a ASOFAMECH que el Congreso Panamericano de Educación Médica (COPAEM), reunión oficial de la Federación Panamericana de Escuelas de Medicina (FEPAFEM), se efectuase en la Universidad de Concepción.

Esta era la primera oportunidad que se efectuaría en Chile el principal encuentro de educación en ciencias de la salud de América, constituyendo a la vez un honor y un desafío para nuestra Universidad y nuestra Facultad. Al ser aceptada dicha propuesta, el encuentro quedó programado para ser efectuado en el año 2021.

Pero pasaron cosas, la pandemia por SARS COV-2 retrasó la fecha, hubo cambio de autoridades en la facultad y, sin embargo, nosotros como Facultad de Medicina mantuvimos nuestro compromiso y persistimos en el desafío.

De esta forma, en un escenario completamente desconocido para muchos de nosotros, iniciamos la planificación del XXII COPAEM. Había que avanzar y tomar decisiones en terrenos cambiantes e inciertos: fijar la fecha, ¿hasta cuándo posponer?; determinar la modalidad, ¿virtual o presencial?

Se trataba de organizar no solo un congreso científico, también era la asamblea de Presidentes de la Federación Panamericana. Así fuimos avanzando. Múltiples reuniones telemáticas con el equipo del Departamento de Educación Médica liderados por la Profesora Nancy Bastías, que se constituyeron en el núcleo y alma del Congreso poniendo toda su experiencia al servicio de esta empresa. Reuniones en que se sumaron el Dr. Ricardo León Bórquez, presidente de FEPAFEM; la Licenciada Yvonne Fischer, secretaria ejecutiva de FEPAFEM y la Dra. Patricia Muñoz Casas del Valle, quien desde la presidencia de ASOFAMECH nos brindó todo el respaldo que este desafio en tiempos inciertos implicaba.

Y el desafío fue tomando cuerpo. Se optó por un congreso virtual, la incertidumbre acerca de la evolución de la pandemia lo hacía necesario. Sin embargo, la asamblea de presidentes sería híbrida y contaríamos con la presencia, en Concepción, de los dignatarios de FEPAFEM. Se conformaron comités, se coordinó con la empresa productora y así, como en la docencia primero se planifica y luego se dicta el curso, llegó el momento de pasar a la acción: más de 90 trabajos científicos, múltiples conversatorios, charlas de la mayor calidad. Expositores que nos hablaban desde Canadá, Estados Unidos, Reino Unido, Argentina, España, México, Venezuela. Cafés virtuales donde confluían académicos de toda América, trabajos científicos y experiencias formadoras.

Y mientras tanto, en Concepción, los directivos de FEPAFEM se reunían, se construían redes, se creaban alianzas. Tres días de un quehacer intenso, desde el acto inaugural en el edificio de Anatomía, patrimonio cultural de la ciudad, en que nos dirigió las palabras el Sr. Rector de la Universidad, Dr. Carlos Saavedra Rubilar, reflejando así el apoyo y valoración que la Universidad otorga a la educación para las ciencias de la salud, hasta el acto de clausura, nuevamente con la participación del Sr. Rector; en donde también se encontraba el nuevo Presidente de la World Federation for Medical Education, el Dr. Ricardo León Bórquez, quien habiendo terminado su periodo como Presidente de la Federación Panamericana fue electo Presidente de la Federación Mundial.

Concepción fue durante tres días el epicentro de la Educación para la salud en las Américas. Muchos aprendizajes nos quedan, muchas lecciones que debemos decantar, muchos lazos nacientes por construir, muchos desafíos que enfrentar.

Profundas reflexiones, nuevos paradigmas, pero con la claridad que el proceso formativo en salud ha de mantener a la persona en su dignidad como eje, la persona del paciente, la persona del estudiante, la persona del maestro.

Y como corolario, dos aspectos. Uno la sensación de gratitud; gratitud por el afecto y compromiso, gratitud por el respaldo y el trabajo, gratitud por la confianza y el apoyo. Y en segundo lugar, el convencimiento que la enseñanza es un proceso interactivo que se debe efectuar en un entorno de afecto y respeto, donde formadores y formados dialogan en la búsqueda de un desarrollo conjunto siempre al servicio de nuestros usuarios.

 

 

 

           Dr. Mario Valdivia Peralta
                 
 Decano Facultad de Medicina
                   Universidad de Concepción