REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA

 

Satisfacción con el aprendizaje in situ y aprendizaje autodirigido.

 

Claudio Ramírez-Bustos*a, Rocío Glaría-López**b, Cristhian Pérez-Villalobos*c

 

Estudio financiado por el proyecto VRID Asociativo Nº217.083.032.1.0, titulado “Bienestar académico en estudiantes de carreras de la salud de Concepción y su relación con las características del proceso formativo”.

 

RESUMEN

El aprendizaje in situ es un elemento clave en el desarrollo de competencias profesionales, ya que permite la incorporación de elementos experienciales y reflexivos en la formación y favorece el desarrollo de la autonomía y el aprendizaje autodirigido en el futuro profesional. Existen muchas alternativas metodológicas de aprendizaje in situ, pero poco se sabe sobre cuáles están siendo utilizadas y de qué forma. En este contexto, la medición de la satisfacción académica de los estudiantes frente al aprendizaje in situ puede generar un aporte inicial para comprender mejor lo que está ocurriendo en la formación de profesionales de la salud.

Palabras clave: Aprendizaje, Profesional, Estudiantes, Satisfacción.

 

SUMMARY

Satisfaction with on-site learning and self-directed learning.

In situ learning is a key element in the development of professional skills, since it allows incorporation of experiential and reflexive elements in training and favors the development of autonomy and self-directed learning in the future professional. There are many methodological alternatives for in situ learning, but little is known about which ones are being used and in what way. In this context, measuring students' academic satisfaction with on-site learning can provide an initial input to better understand what is happening in the training of health professionals.

Keywords: Learning, Professional, Students, Satisfaction.

 

El concepto de aprendizaje in situ, aprendizaje situado o aprendizaje cognitivo, deriva del modelo contemporáneo de cognición situada, enfatizado en desarrollar habilidades y conocimientos propios de la profesión, incluyendo participación en problemáticas sociales o comunitarias1. Dewey2 en el siglo XX postula que toda auténtica educación se efectúa mediante la experiencia, favoreciendo la reflexión y el pensamiento, permitiendo un aprendizaje significativo3. McKechie y Svinicki4 formulan que todo aprendizaje que permita al estudiante enfrentarse a diversas manifestaciones de la vida real generando la capacidad de aplicar y transferir conocimiento, desarrollar habilidades y construir un sentido de competencia profesional, atravesar realidades sociales y comunitarias, vincular pensamiento con la acción, reflexionar y realizar juicios éticos permite consignar un aprendizaje significativo en los ejes de toda profesión.

La literatura nos entrega diversas formas para lograr el aprendizaje in situ. Harden y Crosby5 plantean algunos métodos basados en modelaje: modelaje con tutor pensando en voz alta, pacientes asignados, ronda de visita en equipo, observación en la práctica clínica, one-minute preceptor, enfoque de enseñanza clínica de 6 pasos (SNAPPS), entre otros. Estas opciones permiten que los estudiantes sean capaces de aprender modelos, códigos, conductas y saberes explícitos y tácitos, desarrollando al futuro profesional que se aspira ser6. El modelo de desarrollo de Stanford para la enseñanza clínica sostiene que ésta debe estar enfocada en la promoción de un clima de aprendizaje positivo, control activo de la sesión, comunicación de objetivos, promoción de la comprensión y la retención, evaluación, retroalimentación y, además, debe suscitar el aprendizaje autodirigido7, incluyendo la ejecución del modelo de desarrollo de micro habilidades del one-minute preceptor8. El modelo clínico establece diversos elementos significativos sobre el rol del docente y su participación en la formación clínica de los estudiantes, introduciendo el concepto de aprendizaje autodirigido en el aprendizaje in situ7. Hamui-Sutton et al.9, describen en sus investigaciones la relación que existe entre el aprendizaje clínico y la formación profesional de los estudiantes universitarios, destacando la importancia del fortalecimiento institucional, el aprendizaje significativo y la relación en el aprendizaje independiente.

Aho et al.10, plantean que el aprendizaje in situ es imprescindible en la formación de los estudiantes universitarios, ya que mejora las habilidades de autoaprendizaje y autoevaluación; describiendo, además, la influencia que los y las docentes tienen en características de los estudiantes, destacando aspectos de seguridad, pertenencia, autoestima y aprendizaje, para luego conseguir las competencias profesionales necesarias.

En relación a lo expuesto, y considerando el concepto de aprendizaje autodirigido, la literatura nos entrega diversas descripciones de éste. Knowles11 define el aprendizaje autodirigido como el modo en que los individuos toman la iniciativa ‒con o sin ayuda de otros‒ para diagnosticar sus necesidades, formular metas de aprendizaje, identificar recursos humanos y materiales, elegir e implementar estrategias de aprendizaje correctas y evaluar los resultados de aprendizaje, en conjunto con la capacidad que tiene el sujeto de guiar su propio aprendizaje desde la planificación hasta la evaluación12.

El aprendizaje autodirigido se concibe como la capacidad que tiene el sujeto de guiar su propio aprendizaje, basándose en sus características y el contexto donde se desarrolla, demostrando un método de instrucción, donde toma una responsabilidad única en su formación, conectando su aprendizaje y la participación activa de un tutor académico, enfocado en la negociación, intercambio de opiniones, aporte de recursos y validando resultados obtenidos en el aprendizaje13. Rascón14 sostiene que el aprendizaje autodirigido es esencial para conseguir un aprendizaje permanente en los estudiantes y titulados, favoreciendo la producción de mejores profesionales, otorgando además el camino hacia la competencia profesional perdurable en el tiempo.

En la actualidad, las casas de estudios promueven que el estudiante sea el centro del proceso de enseñanza-aprendizaje, donde las estrategias de enseñanza aprendizaje favorecen la formación profesional y la autoeficacia del estudiante15. Aguayo y Monereo16 hacen referencia al rol de la experiencia clínica como uno de los componentes centrales en la instrucción de los estudiantes, destacando la necesidad de crear ambientes dinámicos, con mayor disponibilidad de recursos y donde se logre la vinculación entre el conocimiento teórico con la práctica clínica.

Por consiguiente, las metodologías docentes se vislumbran como un componente fundamental de las tácticas pedagógicas para promover la autonomía en los estudiantes, evidenciado que el aprendizaje experiencial hace referencia a aquel aprendizaje que se desarrolla en una situación de trabajo y el reflexivo aquel que tributa de la relación de la reflexión sobre la práctica profesional en diferentes niveles de profundidad caracterizándose por ser metódico, sistemático, instrumentado, premeditado e intencionado, contribuyendo sustancialmente con el aprendizaje autónomo en los estudiantes17. En base a lo descrito por la literatura, se puede vislumbrar la vinculación establecida entre componentes derivados del aprendizaje in situ y su implicancia en la formación del estudiante, donde se demuestra una repercusión en las habilidades y cualidades que permiten el aprendizaje autodirigido. Frente a lo planteado, es factible analizar la respuesta y correlación de los conceptos mediante la retroalimentación de los estudiantes en su trayectoria formativa, permitiendo incorporar el componente de satisfacción académica en la inclusión del aprendizaje in situ.

 

La satisfacción académica como herramienta de evaluación del aprendizaje in situ

La satisfacción académica se plantea como un proceso dinámico, influenciado por características institucionales, por la percepción de los estudiantes y por la comprensión del entorno de aprendizaje18. La importancia de la satisfacción recae en su capacidad de influir en la educación, vinculada con las adaptaciones académicas, integración social, bienestar, persistencia, rendimiento, éxito académico y permanencia de los estudiantes19. Como son los estudiantes los principales usuarios de los servicios universitarios y los destinatarios de la educación, son ellos los que mejor pueden valorarla; y, aunque pueden tener una visión parcial, sus opiniones no dejan de ser fruto de sus percepciones y de estar influenciadas por expectativas, necesidades y por otros diversos factores que sirven como indicadores de mejoramiento de la gestión y el desarrollo de los programas académicos9. Zas20 sostiene que evaluar la satisfacción del estudiante es esencial para describir la calidad de la educación, considerando la satisfacción académica como uno de los indicadores más relevantes para medir la calidad de la enseñanza y cómo ésta tributa directamente en su proceso educativo.

La satisfacción académica refleja la eficiencia de los servicios académicos y administrativos19, así como la complacencia con las unidades de aprendizaje, metodologías, interacción con los docentes, compañeros, instalaciones, centros de prácticas y equipamiento21. Alves y Raposo22 sostienen que evaluar la satisfacción académica del aprendizaje del estudiante universitario es relevante para los establecimientos universitarios, ya que contribuye directamente con alcanzar el éxito académico, permanencia y la valoración positiva de la institución. Medrano y Pérez18, a su vez, plantean que mediante la evaluación de la satisfacción es posible demostrar el impacto de innovaciones pedagógicas examinando los cambios observados en la satisfacción de los estudiantes.

 

Experiencias de aprendizaje in situ en carreras de la salud

La carrera de Fonoaudiología de la Universidad San Sebastián ha adoptado esta modalidad, destinada a favorecer el aprendizaje y la permanencia de los estudiantes23, instruyendo a su vez la reflexión y el aprendizaje autónomo24. La estrategia de enseñanza-aprendizaje in situ permite generar confianza y creencia de autoeficacia, favoreciendo la reflexión sobre la clínica y teoría, permitiendo comprender, asimilar y aplicar sus habilidades, destrezas y actitudes25.

En las investigaciones internacionales sobre aprendizaje in situ, destaca una investigación de la Universidad Nacional de Colombia desarrollada en la carrera de Enfermería, la cual sostiene que el aprendizaje situado permite que el conocimiento adquiera sentido para el estudiante26. A su vez, la Universidad Santiago de Cali plantea que el aprendizaje in situ es utilizado como ingrediente principal para una experiencia significativa27. La Universidad Federal de Paraíba en Brasil plantea que asignando significado a lo aprendido e implicando una interacción con conceptos preexistentes se permite la implicancia del sistema cognitivo y la consolidación del aprendizaje28. En otro estudio realizado en estudiantes de La Universidad de México, se demostró una buena percepción en base a la implementación de nuevas metodologías de enseñanza-aprendizaje en su formación profesional, destacando elementos de la práctica clínica y la simulación29.

En Chile, Bitrán et al.30 encontraron en estudiantes y docentes de Medicina que las actividades prácticas y la interacción con pares resultan ser elementos centrales en el aprendizaje significativo.

 

 

DISCUSIÓN

La complejidad de la formación de profesionales de la salud ha convertido al aprendizaje in situ en una alternativa formativa clave, toda vez que forma al sujeto dentro de los contextos sanitarios y permite que aprenda a integrar los aprendizajes en un escenario marcado por la complejidad psicosocial1 de su futura labor profesional. Es decir, le permite aprender a ser profesional en el mismo contexto (o uno similar) donde deberá serlo.

Este tipo de estrategias permite alcanzar los aprendizajes propios de la disciplina, pero también permite el desarrollo de competencias genéricas que son importantes para consolidar las competencias del perfil de egreso de la profesión8 y para instalar procesos de mejoramiento profesional continuo. Entre estas competencias, el aprendizaje autodirigido es una herramienta central, ya que no sólo permite al sujeto adquirir un rol más activo en su propia formación, sino que le da herramientas para enfrentar sus necesidades de formación en un futuro profesional desconocido.

Por este motivo, el aprendizaje in situ es una herramienta valiosa en la formación profesional. No obstante, existen múltiples estrategias para implementarla6 y la evidencia es limitada sobre cuáles se están utilizando y si se están empleando adecuadamente. Es más, los estudios al respecto son escasos fuera de Medicina30 o Enfermería26-28, y aún más escasos en la realidad chilena, lo que deja en la incógnita el funcionamiento del aprendizaje in situ en programas como Fonoaudiología, Kinesiología, Obstetricia, Tecnología Médica o Terapia Ocupacional.

Por este motivo, a fin de mejorar los procesos de formación de profesionales de la salud, es necesario identificar cuáles son las prácticas que se están empleando en la formación clínica y cuál es la calidad de las mismas. Y en este punto, la medición de la satisfacción académica de los estudiantes puede ser un indicador de la calidad de la formación18-19,21-22, que pese a sus limitaciones es de fácil aplicación y permitiría tener una visión empírica inicial de un terreno del que poco se sabe.

 

 

 

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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Artículo recibido el 25/06/20, Aceptado el 24/08/20.

 

Dirección del autor:
     Claudio Ramírez Bustos
    
Pje Trece 5812 – Valle San Eugenio,
    
Concepción, Chile.
     E-mail:
caramirezbu@gmail.com

 

*   Universidad de Concepción, Facultad de Medicina, Departamento de Educación Médica, Concepción, Chile.
**  Universidad de Concepción, Facultad de Medicina, Departamento de Fonoaudiología, Concepción, Chile.

a.
Fonoaudiólogo, Magister en Educación Médica para las Ciencias de la Salud.
b. Fonoaudióloga, Magíster en Educación Médica para las Ciencias de la Salud.
c. Psicólogo, Doctor en Ciencias de la Educación.