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Que ocurre con la distribucion del ingreso

Cada vez que se analiza la evolución  del crecimiento y desarrollo económico, y dentro de este contexto, de la distribución del ingreso,  llama la atención el hecho de que una distribución del ingreso nacional altamente regresiva  se mantenga prácticamente inalterada a través del tiempo.
Efectivamente, si se analizan las cifras más recientes y autorizadas del Ministerio de Planificación y Cooperación de la República de Chile (MIDEPLAN) en el documento "Pobreza y Distribución del Ingreso en Chile" elaborado a partir de los resultados de la VII Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional (CASEN 1998), se observa que la distribución del ingreso se ha mantenido sin cambios significativos entre 1990 y 1998, adicionalmente, se afirma en el mencionado documento, esta no ha cambiado significativamente en los últimos 30 años y, si aceptamos como representativo un estudio hecho para el Gran Santiago por I. Heskia del Departamento de Economía de la U. de Chile, que incluye cifras de 1957, esta no a cambiado en 42 años.
Dicen las cifras que en Chile, el 20% más pobre de la población ha percibido, anualmente durante los últimos 42 años, menos del 4% del ingreso nacional y que el 20% más rico de esta  ha recibido mas del 55% del ingreso nacional en cada uno de los años del periodo mencionado. Dramática resulta la utilización del indicador denominado Indice 20/20, índice de desigualdad que muestra la relación que existe entre el ingreso recibido por el 20% de hogares de mayores ingresos y el 20% de hogares de menores ingresos, indica que el ingreso promedio de los hogares del nivel superior es casi 16 veces el ingreso promedio de los hogares de nivel inferior, mostrando qué tan regresiva es la distribución.
En todo caso esta no es una característica particular de nuestra economía, pues se puede observar  una distribución regresiva del ingreso en una gran cantidad de países, y en particular, el informe de la CEPAL "Panorama Social de América Latina 1998" concluye , para el periodo 1990-1997, que de doce países de América Latina considerados, en cuatro mejora la distribución , en uno (Chile se mantienes) y en los siete restantes sufre un deterioro.
Con respecto a este tema, la teoría económica señala que si una sociedad no esta de acuerdo, por razones éticas, morales o políticas, con la distribución del ingreso existente, puede adoptar medidas para tratar de modificarla en el sentido deseado. Para ello se supone que dispone de instrumentos como los impuestos, el gasto público y, especialmente, las transferencias. El uso de estos instrumentos establecería que los impuestos pueden ser progresivos, afectando en mayor medida a los grupos de mayores ingresos, los gastos se pueden orientar hacia las regiones o localidades que se caractericen por poseer ingresos promedios inferiores y las transferencias pueden focalizarse hacia los grupos sociales más necesitados.
Todo esto se ha hecho y  se continua haciendo en nuestro país. Los instrumentos mencionados se  aplican, aparentemente en la dirección correcta, especialmente en los últimos años, sin embargo las cifras de distribución no cambian significativamente. Si se analiza su evolución en el periodo reciente entre 1990 y 1998, que se  caracteriza por una tasa de crecimiento económico promedio anual superior al 7%, se observará que el 20% de la población de menores ingresos pasó de obtener el 4,1 % del ingreso nacional en el año 1990 al un 3.7% en 1998 y que el 20% de mayores ingresos  pasó de una proporción del  57.4% del ingreso nacional a un 57.3% en el mismo periodo.
Al  tratar de entender y explicar este fenómeno surgen varias consideraciones, como por ejemplo la relevancia de los niveles extremos de pobreza e indigencia como objetivos de bienestar nacional y por lo tanto de política social en desmedro de los objetivos redistributivos. También, la relevancia del crecimiento económico como prioridad numero uno en el largo plazo, de acuerdo con el Banco Mundial, el crecimiento económico es la única manera de asegurar una disminución efectiva y permanente de los niveles de pobreza. Gradualmente a los que ganan menos les aumentaran sus ingresos, los cesantes y desempleados calificados encontraran trabajo y, lo más importante, los gobiernos tendrán recursos para preocuparse de los grupos que no tienen acceso directo al crecimiento económico. Otra consideración importante es el hecho de que un país puede crecer disminuyendo los niveles de pobreza absoluta  pero incrementando las desigualdades distributivas y, por ultimo, una observación particular que se comenta a continuación, es la existencia de una diferencia entre distribución del ingreso y distribución de la riqueza.
Para un país la riqueza es el valor neto de sus activos físicos o tangibles y financieros  y el ingreso corresponde al pago anual que reciben los propietarios de los factores productivos de la economía. Esto es el ingreso que perciben los propietarios del trabajo, el capital y los recursos naturales.
De esta manera, las personas recibirán ingresos correspondientes al pago de los factores productivos que son de su propiedad y que efectivamente hayan sido utilizados en el proceso de producción nacional y, dada la riqueza inicial, el precio y grado de utilización del factor definirá el monto de ingresos a percibir.
Siguiendo este análisis, el precio, la calidad y la cantidad del factor productivo que cada persona logra colocar en la actividad productiva son determinantes en la proporción del ingreso que percibirá. Y, como la mayor parte de las personas  que están en los niveles inferiores de ingreso, son propietarias mayoritariamente de un solo factor productivo que es el trabajo, resulta relevante aumentar su valor (dado un determinado nivel de ocupación), para lograr esto se requiere aumentar su calidad y el único medio disponible para ello es la Inversión en Capital Humano, donde uno de los  principales componentes esta constituido por los recursos destinados  educación.
De aquí se podría afirmar, ceteris paribus,  que la inversión en capital humano es un mecanismo cuya utilización debería ser revisada, especialmente en lo que dice relación con las actividades vinculadas a la educación por su amplio carácter multiplicativo, tanto horizontalmente como verticalmente en el tiempo, lo que lleva el tema a la discusión sobre la calidad de la educación, de la capacitación y a la equidad  en las oportunidades de acceder a esta.

Prof. Fernando Sepúlveda Palacios
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PROYECTOS Y CRECIMIENTO ECONOMICO

El crecimiento es consecuencia de realizar proyectos rentables, de incrementos en la cantidad y calidad de la fuerza laboral empleada productivamente y de otros factores como el desarrollo tecnológico. Luego una de las formulas disponibles para aumentar las tasas de crecimiento económico de un país consiste en la asignación de los escasos recursos de inversión disponibles hacia  proyectos  más rentables. Esta conclusión es la base de una política generalizada tendiente a racionalizar las decisiones de inversión tanto públicas y como privadas.
La pretensión de racionalizar técnicamente el proceso de toma de decisiones de inversión surge de la incertidumbre sobre el comportamiento futuro de ciertas variables que pueden afectar, discrecionalmente, las distintas posibilidades que se le presentan al inversionista. Al menos en el sector privado, el interés por la maximización de los beneficios se ve matizado por la consideración de los riesgos en que se incurre con una inversión frente a otra. Las técnicas de evaluación de proyectos procuran minimizar la incertidumbre, no solo en términos comparativos de la relación costo-beneficio, sino también en función de los riesgos de la inversión, los que dependen del tiempo de recuperación de la inversión y de la capacidad para predecir y controlar las variables criticas del proyecto.
En el último tiempo, los enfoques, las técnicas y los criterios de evaluación han sufrido cambios considerables como consecuencia de los procesos globales de desarrollo económico, que le han impuesto a los inversionistas y en general a los tomadores de decisiones de inversión, nuevos criterios de valoración y evaluación de alternativas.
En este proceso, las variables económicas, financieras y ambientales, especialmente en términos de costos, han adquirido una importancia creciente en las técnicas de evaluación de proyectos, al mismo tiempo que la creciente globalizacion de los mercados y el reconocimiento de que los precios determinados por estos no reflejan en muchos casos el verdadero valor de todos los recursos utilizados por un proyecto plantea la necesidad de mejorar los métodos de predicción.
Dentro de los cambios que han complicado el proceso de toma de decisiones de inversión se destaca el gran debate iniciado a mediados de los setenta sobre la interrelación entre desarrollo y ambiente, que cuestiona los principios básicos en los que se fundamentaban hasta entonces las distintas técnicas de evaluación de proyectos.
 Las criticas surgidas de este debate han generado una tendencia que procura transferir a las empresas la responsabilidad por los costos ambientales, sociales, culturales y hasta políticos que derivan de las decisiones económicas, comerciales y financieras. La consecuencia inmediata de este proceso implica un reconocimiento formal de la necesidad de incorporar el análisis de las externalidades de los proyectos en algún momento. Convirtiendo las resposabilidades mencionadas en un asunto de negocios.
Las técnicas de evaluación de proyectos van evolucionando de acuerdo con estos cambios y están en proceso permanente de desarrollo. En el ámbito privado, desde el  método del valor actualizado neto tradicional y la tasa interna de retorno hasta la extensión del modelo básico para incorporar el riesgo y el uso de los mercados de opciones futuras para la evaluación de proyectos de recursos naturales. En el  ámbito social, desde un sistema de asignación residual por el estado hasta la exigencia de evaluaciones mas o menos sofisticadas en términos comparativos bajo probables esquemas de análisis impacto, análisis costo-eficiencia o análisis costo beneficio,  y en el ámbito ambiental, pasando desde la omisión histórica al desarrollo de modelos sofisticados que pretenden calificar, cuantificar y en el optimo valorizar componentes ambientales, para permitir su incorporación en los procesos de toma de decisiones.

Por lo tanto es necesario asumir la responsabilidad por difundir el conocimiento sobre el proceso de formulación, preparación e implementación de proyectos de distinta naturaleza, tanto en el ámbito público como privado. Para ello se requiere fomentar mecanismos que proporcionen  una formación mínima en materias y metodologías modernas comunes en los procesos de preparación y evaluación económica y social de proyectos que permitan, a quienes lo requieran, participar efectiva y eficazmente en el análisis de sus propuestas de inversión.
De manera directa o indirecta los proyectos de inversión surgen como respuesta a determinadas necesidades humanas y su éxito depende de la importancia de estas.  Esto, a su vez, es función del número de personas afectadas y del valor que éstas le asignan al efecto percibido. Desde el punto de vista empresarial, lo que interesa es la posibilidad de que dicho valor corresponda a una determinada capacidad y disposición a pagar; no importando mayormente si el que paga es un agente privado o público, sino que exista una generación de ingresos que sea capaz de financiar los costos involucrados en la inversión.
Está implícito, por lo tanto, que para llevar a cabo un proyecto, éste debe orientarse a la satisfacción de una necesidad humana y ser aceptado por la comunidad a la que está dirigido.  Y que, en la medida que las inversiones abarquen períodos de tiempo significativos, se requiere una permanencia temporal de esta aceptación.
Si alguien está dispuesto a pagar por el bien o servicio que producirá el proyecto, su disposición a pagar debería reflejarse en el precio y éste constituye un indicador de valor que al multiplicarse por las unidades potenciales de venta permitirá proyectar el ingreso, variable clave en la decisión de emprender o no una inversión desde un punto de vista privado.
Sin embargo ¿Es este indicador permanente?¿Constituye una vara de medida apropiada para ser incorporada en la serie de variables relevantes que deberá tener en cuenta el empresario para decidir su comportamiento futuro?¿ Los precios determinados en el estudio de mercado son válidos para todo el horizonte de planificación del inversionista? ¿No son observaciones de coyuntura cuya validez es cierta sólo en el corto plazo? ¿Hasta qué punto se ha incorporado en el análisis del proyecto la necesidad de determinar valores efectivos y pertinentes durante un horizonte de tiempo prudente que considere variables exógenas al plano empresarial, como son por ejemplo, aquellas que dependen de la política económica, o aquellas que dependen de los mercados internacionales?¿Cuántos itemes importantes en la evaluación quedan fuera del análisis por carecer de un precio observable?
Los cambios políticos, económicos y sociales, generan transformaciones cualitativas y cuantitativas en el entorno de un proyecto en desarrollo, que pueden convertir en exitoso un proyecto de dudosa rentabilidad o en fracaso  uno que inicialmente se consideraba rentable en forma segura.
En el ambiente empresarial, especialmente entre pequeños inversionistas se escucha con frecuencia experiencias sobre proyectos exitosos que se basaron exclusivamente en la percepción inicial de su promotor, en el 'buen ojo"  del inversionista, sin recurrir a ningún análisis técnico sofisticado, lamentablemente no existe estadística de los fracasos que por esta razón se han producido, dado el interés natural en ocultarlos.
En la medida que los sistemas económicos se hacen más dinámicos y competitivos por efectos del desarrollo tecnológico y la globalización internacional, será cada vez mas difícil enfrentar un proyecto con éxito si no se consideran las variables claves del entorno en forma metodológicamente sistematizada.
A este respecto, el área de estudio que corresponde a las actividades de planificación y desarrollo de inversiones, ha evolucionado demostrando, en términos prácticos, que la implementación y aplicación de una técnica de naturaleza integral para abordar aspectos como los mencionados  es creciente; esta técnica es la Evaluación de Proyectos, que desde un punto de vista económico, financiero o social  tiende a facilitar el proceso de asignación de recursos que realiza el inversionista.
Esta técnica permite homogeneizar proyectos de naturaleza muy heterogénea tales como: Proyectos productivos, de infraestructuras o sociales o públicos o privados, permitiendo al inversionista decidir en forma mas o menos objetiva el destino de sus recursos.
Por otro lado, existe una gran variedad de proyectos cuyos beneficios no son apropiables para el inversionista privado, en este caso el precio o ingreso potencial ya no es la variable clave en la decisión de emprender el proyecto, pues en estos casos generalmente no existe un precio explícito por el bien o servicio que se pondrá a disposición de la comunidad, es el caso, por ejemplo, de proyectos en el área de la salud, de la infraestructura vial, de la educación, manejo de recursos hídricos, etc. Para este tipo de proyectos es necesario desarrollar metodologías específicas que tiendan a estimar los beneficios y/o costos directos asociados a cada proyecto, como también los efectos económicos externos resultados de una determinada acción, proyecto o programa de actividades. En este ámbito es muy importante conocer las metodologías existentes y  al mismo tiempo identificar las que están en desarrollo para llevar a cabo los procesos de preparación y evaluación de proyectos de inversión.

Prof. Fernando Sepúlveda P.
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CUANTO SACRIFICAR  PARA LOGRAR EL CRECIMIENTO ECONOMICO

Este comentario  se refiere al permante conflicto entre sustentabilidad ambiental y crecimiento económico, conflicto que se materializó públicamente con los movimientos ambientalistas en la década de los sesenta, en la discusión y desarrollo del tema durante las décadas siguientes se generó una concepción de desarrollo novedosa: el desarrollo sustentable. Sin embargo, hoy a comienzos de un nuevo milenio, el conflicto entre conservación ambiental y crecimiento económico se mantiene vigente, como se puede apreciar, cada cierto tiempo, en los medios de comunicación de nuestro país.
No hay que ir muy lejos en el tiempo para observar que, entre las prioridades definidas por el Banco Mundial (Institución Mundial creada para fomentar el desarrollo) se establece que la prioridad número uno en el largo plazo la constituye el crecimiento económico. El crecimiento económico, se afirma, es la única manera de asegurar una disminución efectiva y permanente de los niveles de pobreza. Gradualmente a los que ganan menos les aumentarán sus ingresos, los cesantes y desempleados calificados encontrarán trabajo y, lo más importante, los gobiernos tendrán recursos para preocuparse de los grupos que no tengan acceso directo al crecimiento económico. Sin embargo, es un hecho que la consideración e incorporación de la variable ambiental en el proceso de toma de decisiones de inversión afecta negativamente la tasa de crecimiento económico tradicional, y por lo tanto el desarrollo económico.
Durante los últimos dos meses, especialmente a partir del mes de marzo recién pasado, algunas declaraciones de autoridades publicas nacionales han llevado nuevamente nuestra atención a  la controvertida relación entre crecimiento económico y medio ambiente. Esta controversia se  renovó en el ámbito nacional  con posterioridad al nombramiento de la nueva directora de la Comisión Nacional de Medio Ambiente (CONAMA). Y las posiciones discrepantes se pueden observar a partir de  algunas afirmaciones como las siguientes: el Ministro de Hacienda manifiesta que  "si bien el medio ambiente y el desarrollo son complementarios en el largo plazo, en el corto plazo Chile se puede dar el lujo de una protección del medio ambiente propio de US$5.000 percápita, no de US$28000 percápita". Y, la  Directora de Conama,  poco después de su nombramiento,  planteaba que "el país no tiene una política ambiental"

Respecto a esta ultima afirmación es necesario señalar que la política ambiental de un país se refiere a un conjunto de definiciones, acciones y decisiones adoptadas en función de la conservación, restauración y mejoramiento ambiental con el objetivo final de lograr un desarrollo sustentable. Indudablemente en nuestro país, la CONAMA, creada en 1990 ha sido la impulsora de una serie de mecanismos e instrumentos de gestión ambiental cuyos resultados más importantes se reflejan en la promulgación de la Ley de Bases del Medio Ambiente en marzo de 1994, la publicación de un Manual de Evaluación de Impacto Ambiental, en enero de 1994 y el Reglamento del Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental  aprobado en 1997 entre otros. Por lo tanto, no se trata de que exista política o no, sino de si la política existente ha sido o no efectiva. Para emitir un juicio al respecto se requiere establecer parámetros de control que obligan a conocer previamente cuál era el objetivo de corto mediano y largo plazo de estas medidas. Pues hay, por ejemplo, algo seguro, si el objetivo era que los proyectos de inversión consideraran la evaluación de impacto ambiental,  desde 1997 es obligatorio que proyectos y programas de inversión se sometan al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA).
Si se analiza la evolución del SEIA implementado en nuestro país  (actualmente en revisión por una comisión nombrada para estos efectos por CONAMA), veremos que desde sus inicios constantemente ha sido criticado tanto por ambientalistas como por empresarios y economistas; estas criticas se han incrementado en la actualidad debido a las necesidades de inversión en un periodo de recuperación económica. Algunas de esas críticas hacen recordar algunos mitos sobre la evaluacion de impacto ambiental que  enumeran Ahmad y Sammy en "Guidelines to Environmental Impact Assessment" by the United Nations Environment Programe, 1985. En particular los dos primeros: La evaluación de impacto ambiental es antidesarrollo y la evaluación de impacto ambiental es muy cara.
Volviendo a la afirmación del Ministro de Hacienda, esta deja entrever que de alguna manera la protección ambiental es función de la riqueza, y refleja la preocupación permanente del sector productivo en el sentido de que las exigencias ambientales pueden entorpecer los objetivos del desarrollo económico pues, se afirma, la incorporación de esta variable implica considerar una serie de actividades adicionales que normalmente antes no se consideraban  y cuya ejecución obligada hoy día,  genera la necesidad de incurrir en costos significativos tanto en tiempo como en recursos económicos y financieros. Afectándose, de esta manera, la rentabilidad de las inversiones tanto por la postergación de la fecha de obtención de los primeros beneficios, mito número uno,  como por el incremento en costos en cada una de las etapas del ciclo de vida de los proyectos de inversión, mito número dos.
 Desde que se aprobó el Reglamento de  EIA, obligatoriamente un nuevo procedimiento debe integrarse a la toma de decisiones asociadas a un proyecto de inversión, dependiendo de la naturaleza de las actividades involucradas en éste. Y este procedimiento efectivamente posterga el momento de la ejecución de la inversión. La primera pregunta que debe hacerse hoy día un inversionista es si su proyecto debe someterse al SEIA, lo que ocurrirá cuando las actividades involucradas en cualquiera de las etapas del ciclo de vida del proyecto sean susceptibles de causar efectos ambientales, y la naturaleza de estas actividades se incluya en la Ley 19.300. En el caso de que esto ocurra, la siguiente pregunta es si debe realizar una Declaratoria de Impacto Ambiental (DIA) o un Estudio de Impacto Ambiental (EIA), cuya diferencia en plazos, y costos, es significativa,  pues en el caso de presentar una DIA, la COREMA o CONAMA tiene un plazo de sesenta días hábiles, prorrogable por treinta días, para emitir su veredicto, y en el caso de un EIA tiene un plazo de 120 días hábiles, prorrogable por sesenta días, ambos plazos contados desde la fecha en que se presente a evaluación, sin considerar que la continuidad de estos plazos se suspende, de común acuerdo entre el organismo público y el inversionista, para dar cabida a los plazos que requiera el proponente (para responder aclaraciones, rectificaciones o ampliaciones solicitadas por el organismo público competente), lo que puede postergar por bastante tiempo la materialización de la inversión.
Adicionalmente, además del aumento en los costos de preinversión necesarios para aprobar la EIA  del proyecto, aumentan los costos asociados a las restantes etapas del ciclo de vida de un proyecto: los costos de inversión para neutralizar o mitigar los impactos desfavorables en el medio, los costos de operación en los montos necesarios para mitigar y monitorear efectos ambientales de operación del proyecto y tambien los costos de abandono para intentar eliminar cualquier secuela ambiental negativa generada.
Surge,  por lo tanto, la posibilidad de que algunas actividades económicamente rentables se posterguen indefinidamente por ser ambientalmente no viables.
Ese resultado aparentemente negativo en el crecimiento económico, se justifica estableciendo  que una menor tasa de crecimiento económico es en realidad necesaria para lograr un desarrollo sustentable. Por lo tanto se trata sólo de un ajuste en la velocidad de crecimiento económico haciéndolo  compatible con un aumento sostenido en el tiempo del nivel de bienestar individual y social. Esta tasa ajustada de crecimiento sustentable consideraría  no solo el aspecto económico sino que también  los aspectos ambientales y sociales.
Aquí radica el principal problema que enfrenta el objetivo de desarrollo sustentable, la dificultad de optimizar una función de bienestar social que considere las  tres variables mencionadas.;¿Cómo optimizar simultáneamente crecimiento, equidad y sustentabilidad ambiental? . Alcanzar objetivos en cualquiera de estas variables exige la utilización de recursos, como éstos son escasos se hace necesario establecer explícitamente prioridades ¿Cuánto sacrificar de uno para lograr de otro? Por ejemplo, ¿cuánto intercambiar de crecimiento por sustentabilidad, en el entendido que el crecimiento utiliza el medio ambiente y puede favorecer objetivos sociales?  O al revés como se podría deducir de otra afirmación del Ministro de Hacienda: "hay que sacrificar algo cuando está de por medio el crecimiento económico", ¿qué y cuánto sacrificar de sustentabilidad para alcanzar las metas económicas? ¿Debe considerarse diferencias según los ciclos por los que esté pasando la economía?
Y, como las respuestas a interrogantes como éstas no son claras, la discusión cae en el  plano de los juicios de valor, se convierte en una discusión normativa con posiciones extremas en las que se puede observar dos bandos, los economicistas y los ambientalistas. Y una posición intermedia, planteada como solución: el desarrollo sustentable. Esta posición plantea que el desarrollo económico afecta la naturaleza y sus recursos, pero que hay que procurar hacerlo de forma de garantizar la conservación del medio ambiente. La lectura de este planteamiento genera de inmediato preguntas tales como: ¿Qué implica conservación del medioambiente?¿Quién y cómo garantiza esta conservación, sin caer en extremos?, entre otras. Como puede apreciarse, nuevas interrogantes quedan planteadas sin aportar a la respuesta  de las anteriores.
 Sr. Fernando Sepúlveda P.
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EN RELACION A CUANTO SACRIFICAR: EL COSTO DE OPORTUNIDAD.

El articulo anterior que escribí en este mismo espacio se refería a cuanto sacrificar para lograr el crecimiento económico. En él se hace referencia  al permante conflicto entre sustentabilidad ambiental y crecimiento económico, y se afirma, citando al Ministro de Hacienda que "hay que sacrificar algo cuando esta de por medio el crecimiento económico". En este contexto surge el siguiente comentario, en el que se intenta recordar que cuando se pretende aumentar los beneficios (o los costos) con un determinado proyecto o programa se está afectando en el sentido contrario los beneficios o costos de otro  proyecto  o programa.
Muchas veces, en distintos ambientes y de distintas personas, se observan críticas u opiniones divergentes, en algunos casos polémicas públicas, con respecto a iniciativas o propuestas que tienen trascendencia nacional. Muchos de las argumentaciones surgidas en este contexto se podrían mejorar con la comprensión y conocimiento de un concepto básico de la economía, que corresponde al uso alternativo de los recursos que se emplearán.
En la situación anterior se encuentran polémicas vinculadas con iniciativas de proyectos o programas de inversión originadas tanto en sector público como en el privado, como por ejemplo: cuales deben ser las fuentes de financiamiento para el proyecto de seguro de desempleo, cual seria el destino alternativo de los fondos en el caso de un proyecto de financiamiento estatal de las campañas políticas, cual es la medición correcta de los costos o beneficios vinculados a aspectos ambientales como el proyecto  Ralco en la VIII Región; cual es el posible financiamiento de un proyecto de recuperación y desarrollo de un servicio de trenes para Chile, cuales son las fuentes  de financiamiento para  los requerimientos adicionales necesarios para mantener la infraestructura vial luego de los temporales, cual es el destino o apropiación de los beneficios como en el caso del proyecto Trillium, cual debe ser el financiamiento alternativo del presupuesto fiscal frente a una rebaja de aranceles, etc. También se incluyen en dicha situación las discusiones surgidas cuando algunos ciudadanos critican a determinados personajes públicos, elegidos por votación popular, por que no han cumplido con algunas promesas realizadas antes de su elección pues probablemente el candidato electo se dio cuenta de que existen iniciativas mas prioritarias que las que el había considerado anteriormente.
Estos  casos mencionados tienen, entre otros, un elemento en común que tiene que ver con el conocimiento, comprensión y uso de uno de los conceptos mas importantes de la ciencia económica, este es el costo de oportunidad o costo alternativo. Concepto que de alguna manera, implícitamente o explícitamente, aporta argumentos en la discusión de distintas posiciones.
El costo de oportunidad o costo alternativo, que puede ser utilizado por detractores y defensores de una idea en discusión,  constituye un concepto básico de la economía, y creo que vale la pena detenerse un momento para precisar los alcances de este concepto y como su conocimiento y correcto uso puede aportar  al proceso de toma de decisiones.
En esencia, el costo de oportunidad se refiere al hecho de que en un mundo de recursos escasos y limitados cada vez que se enfrenta  la decisión de asignar recursos para iniciar un proyecto o programa se esta enfrentando a la decisión de dejar de realizar otro, de tal manera que al tomar una decisión es necesario considerar tanto sus costos explícitos, aquellos observables a simple vista, que también se podrían denominar costos directos,  como sus costos implícitos, que corresponden a los beneficios sacrificados al no llevar a cabo la actividad alternativa, esto es dar a los recursos el otro uso. Un par ejemplos sencillos puede ilustrar esta diferenciación. Ejemplo Nº 1: Los costos de un estudiante de enseñanza superior. En este caso son costo directos los costos de matricula, de libros, de materiales de estudio en todas sus variedades(los costos de alimentación o vestuario no se consideran, por que igual se tiene que incurrir en ellos en cualquier actividad que se desarrolle) y los costos implícitos o de oportunidad corresponden al valor del ingreso sacrificado al estudiar, puesto que se supone que si no estudia,  trabaja. Ejemplo Nº 2: El caso de un profesional independiente, un médico por ejemplo, que esta decidiendo asistir a un programa de perfeccionamiento. Este, además de conocer el costo directo que le genera el programa tendrá muy claro el valor de las consultas  sacrificadas por el hecho de asistir a clases, que seria su costo indirecto o implícito.
Es probable que si cada vez que se enfrenta la discusión de una decisión importante los participantes en ella tomaran en cuenta todos sus costos,  el proceso decisional se simplificaria en la mayor parte de los casos. Sin embargo existe un problema adicional al desconocimiento de los costos de oportunidad, que surge por que muchas veces estos costos implícitos no son tan claros o tan objetivos y la discusión se centra en cual es la actividad sacrificada o cual es el valor de esta actividad, por ejemplo el uso alternativo de los fondos que se destinarían a un hipotético financiamiento de partidos políticos o el valor de la pérdida del hábitat original de los Pehuenches para la sociedad.
Lamentablemente, como se puede apreciar, no es solo un problema de números. Puede ser un problema de prioridades o de ponderaciones relativas como el ya clásico dilema asociado al objetivo de desarrollo sustentable de una sociedad que trata de optimizar simultáneamente tres variables: crecimiento económico, equidad distributiva y sustentabilidad ambiental. Alcanzar objetivos en cualquiera de estas variables exige la utilización de recursos, como éstos son escasos se hace necesario establecer explícitamente prioridades ¿Cuánto sacrificar de uno para lograr de otro? El valor de aquello que se sacrifica es el costo de oportunidad.
En todo caso, sea fácil o difícil determinar los usos alternativos y su valor, es un hecho que existen y la explicitación de esta existencia podría ayudar a acortar los períodos de discusión pública de muchas iniciativas.
¿Que pasaría si cada vez alguien opina sobre determinado aumento de gasto en programas sociales de salud, educación u otros se viera enfrentado a la posibilidad de que para no sacrificar otras iniciativas le exijan una mayor contribución a través de impuestos o deba proponer su  alternativa de financiamiento? ¿Que pasaría si públicamente se centra la discusión en los aspectos problemáticos de la determinación de los costos implícitos sabiendo que ahí radica el problema? ¿Que ocurriría si los candidatos a futuros cargos administrativos o legislativos consideraran los costos de oportunidad de sus propuestas en el caso de tener que llevarlas a cabo antes de hacerlas? Yo pienso que por menos mejoraría el nivel de la discusión.

Sr. Fernando Sepúlveda P.
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  INVERTIR MAS Y MEJOR EN LA CONTINUIDAD EDUCATIVA

            CONCEPCION.- Este artículo se refiere a la importancia de invertir en capital       humano, especialmente en educación, como mecanismo para incrementar el  crecimiento económico y el bienestar social. Particularmente, a la conveniencia de aumentar la cobertura y los años, que en promedio, los jóvenes se mantienen en el sistema educacional fomentando la cobertura universal de la enseñanza media y la continuidad en la educación terciaria o superior.
La base de este comentario radica en las siguientes consideraciones: En primer lugar,  las conclusiones de la 50ª, quincuagésima, reunión anual del Fondo Monetario Internacional y del Grupo del Banco Mundial realizada en Octubre del año 1995, en  la que se planteó que "... si no se mejora la inversión en los sistemas educativos las perspectivas de desarrollo económico en el mediano y largo plazo se verían limitadas".
Sobre la importancia de la educación como componente del desarrollo económico y  social, el Banco Mundial menciona la experiencia de países que se han caracterizado por el llamado "milagro económico", países en vía de desarrollo que han mostrado  una tasa de crecimiento alta y sostenida durante un largo periodo de tiempo, crecimiento que se explicaría por una apreciable inversión pública y privada en Educación desde hace tres décadas, citando como ejemplo la experiencia de los denominados "Tigres Asiáticos", Hong-Kong, Taiwan, Corea y Singapur. En segundo lugar, el hecho de que el énfasis en la educación como mecanismo de desarrollo económico, no es nuevo.
A partir de los años 60 se comenzó a priorizar explícitamente la idea de inversión en capital humano de manera similar a la inversión en capital físico como mecanismo para favorecer el crecimiento económico. Efectivamente, varios estudios sobre el periodo posterior a la segunda guerra mundial, realizados por economistas que trataban de explicar porque algunos países se recuperaban más rápido que otros, lograron demostrar que aparentemente el crecimiento no dependía tan solo de la disponibilidad de recursos físicos y financieros, sino que parte importante de este se encontraría explicado por la dotación de capital humano en cada país. Esto es, el mayor o menor gasto antes de la guerra, en factores de incidencia en la calidad del recurso humano tales como en salud, educación y en tecnología explicaban posteriormente el mayor o menor desarrollo de los países industrializados.
De estos estudios se generó una teoría que llevó a una reorientación del gasto público en los países en vías de desarrollo, obviamente influidos por el cambio de orientación en las instituciones internacionales, como el Banco Mundial, que antes dirigían su ayuda a los sectores de la economía más directamente productivos y que ahora consideraban que los recursos destinados al sector social también eran productivos.
 Con esta reorientación los gobiernos mas que duplicaron la proporción del gasto social sobre gasto total nacional en un periodo relativamente breve. La educación fue uno de los sectores mas favorecidos por su capacidad formativa, su carácter  multiplicativo y por que contribuye a crear actitudes y valores favorables al desarrollo. En tercer lugar, la modificación en el Indice de Desarrollo Humano utilizado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, que se calcula considerando tres variables para su determinación, una del sector salud, relacionada con la esperanza de vida al nacer, otra del sector educacional, relacionada con el logro basado en cifras sobre alfabetización y la última de crecimiento económico basada en el Producto Interno Bruto.
Este índice incluía por el ámbito educacional solo cifras sobre alfabetización para  medir el logro educacional. Bajo el supuesto de que la educación es clave para acceder a los beneficios del progreso se modificó a partir del año 92, incorporando una estimación de años de escolaridad promedio para medir los niveles de educación alcanzados por una población determinada, bajo el supuesto de que mientras mayor es el nivel de escolaridad alcanzado mayores son las probabilidades de escapar del circulo de la pobreza. Y, por último, en un reciente documento de la CEPAL, Comisión Económica para América Latina y el Caribe, "Equidad, Desarrollo y Ciudadanía" publicado en Agosto del presente año, como resultado del vigésimo periodo de sesiones de la CEPAL, realizado en el mes de Abril en México,  se ratifican conclusiones de estudios realizados durante la década pasada, en el sentido de que actualmente, los años de instruccion formal requeridos para contar con grandes probabilidades de evitar la pobreza oscila entre 10 y 12 años según el perfil de cada país, en particular, para Chile dicho estudio menciona que los años de  educación necesarios para tener buenas probabilidades de no caer en la pobreza estarían entre 12 y 14 años en 1998.
Si es cierto que el mayor nivel de escolaridad aumenta las posibilidades de salir de la           pobreza, tal como lo demuestra el estudio, se debe invertir mas y mejor en la continuidad educativa mejorando las condiciones de equidad, accesibilidad y calidad. Esto es especialmente importante si se observa una realidad en la que a  medida se avanza en la continuidad de la educación las exigencias del mercado laboral son cada vez mayores en cuanto a los años de escolaridad de quienes ingresan a el, apreciándose una especie de devaluación educativa, a mayor promedio de años de estudios del conjunto de la sociedad mayores exigencias de capacitación para acceder al empleo.
 El principal beneficio de un aumento en el promedio de años de estudios es el posterior acceso a ocupaciones más productivas y de mayores ingresos, con un doble efecto. El primer efecto se manifiesta en el aumento de las probabilidades de salir del circulo de la pobreza y no volver a él, tanto para las generaciones presentes como para las futuras en la medida de que los padres aspiran para sus hijos metas superiores o a lo sumo iguales a las que ellos alcanzaron. Logrando con ello, adicionalmente, un ahorro económico importante, al suprimir los esfuerzos necesarios para completar o compensar el déficit educacional de las personas en etapas posteriores del ciclo de vida, que tienen costos económicos y sociales superiores a los costos regulares de la enseñanza media.
El segundo efecto, se manifiesta en la posibilidad de mejorar las condiciones para alcanzar las metas de crecimiento económico, de acuerdo con la teoría de la inversión en capital humano, teoría que en síntesis establece que, al igual que la  inversión física, la inversión en recursos humanos contribuye directamente al crecimiento económico, al aumentar la productividad de los factores productivos, y por ende al desarrollo económico y social de un país. En síntesis, mas años de estudio aumentan las probabilidades de salir de la pobreza, aumentan la contribución de cada trabajador al crecimiento económico, aumentan los niveles educacionales  esperados de las generaciones futuras y significan un ahorro con respecto a  complementar o completar la educación en la etapa adulta posterior.

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